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Los ojos del joven lobo se abrieron  con la tenue luz del alba. Completamente desnudo salvo por la ropa interior, crucificado en el centro de la ciudad de Jerez de la Frontera. Se dio cuenta de que estaba completamente lleno de moretones, cortes y rozaduras, incluso quemaduras de cigarrillo por todo el cuerpo. Además de poseer varias pinturas por todo el cuerpo, aunque la única que parecía un insulto directo sin fundamento fue una grande en su pecho que decía "Pecador". Algo llamó su atención repentinamente, la primera era obviamente la presencia del Coloso general Viriato frente a el acompañado de toda su guardia.  La segunda una mujer de cabello blanco, cuernos, ojos carmesí y orejas de Elfo sentada en la taberna bebiendo cerveza siendo una mera espectadora. Una mujer baja de estatura pero al parecer muy hermosa. Entonces, un cubo de agua helada cayó sobre el chico para terminarlo de despertar.

Vi: ¿Que? ¿No recuerdas nada? Nikola.

Los ojos del crucificado miraban con un odio penetrante al general.

Vi: No siempre debes morir crucificado en la cruz para demostrar que tu también eres luz, lobo.

Ni: Callate la puta boca abuelo.

Otro cubo de agua helada fue arrojado al chico tras la osadía de sus palabras hacia el amado General. Rodri, que al parecer poseía sus manos intactas se acercó mirando con odio al mercenario.

Ri: Si no fuera por la magia de Sanación de lady Helena... ¡Eres consciente de que me ibas a matar animal!

Simplemente para reírse del chico, crucificado, Nikola intento hacer un movimiento en la cruz como si fuera a atacar al chico provocando que cayera de culo al suelo de la plaza. Al ver el temor de este hacia el simplemente comenzó a reír sin control, parecía encontrar la situación bastante graciosa o simplemente había perdido el juicio. Viriato agarró la cabeza del castigado joven para obligarlo a mirarle a los ojos.

Vi: Entiéndelo chico, nadie vendrá a por ti, no te mataremos pero el rey quiere tener unas palabras contigo al parecer quiere ser el juez personalmente.  No se que habrás liado pero parece que es gorda...

Un escupitajo de este aterrizó en la cara del luso, que ante tal afrenta simplemente comenzó a reír y se limpió la cara con el guante. Dió media vuelta comenzando a marcharse de allí despreocupadamente.

Vi: Dejadlo aquí hasta el medio día, luego llevadlo al cuartel. Nos vamos a la Capital.

Enfurecidos, Rodri y Helena se acercaron al General mientras esté marchava tranquilo.

Ro: ¿¡Enserio vas a dejarlo impune!?

He: ¡Pero general no le da vergüenza!

Vi: Tranquilos, ese tío es peligroso... muchos dicen que no hay nada más peligroso que un animal acorralado. Pero yo diría que si hay algo peor, un animal que no tiene nada que perder. Y puedo verlo en su mirada, no tiene nada por lo que vivir, le da lo mismo un barrio que otro.

Helena frenó la marcha pensando en las palabras del General mientras que Rodri seguía molesto por la afrenta cometida.

Ro: ¿¡Estas de coña no!? ¡Que te ha escupido en la cara y me cortó las manos! ¡No me mató por segundos!

Vi: Deja de llorar enclenque, si quiere matarte podría haberlo hecho tanto ayer en la noche como ahí en la cruz.

Ro: ¿Como va a matarme si esta atado?

Vi: ¿Si atas un oso salvaje con un hilo de lana a un poste este logrará retenerlo?

Ro: Bueno si es lo sificientem fuerte si.

Vi: Rodri.

Ro: ¿Si?

Vi: Cállate.

Serio, Viriato cambió el tono completamente. Rodri, asustado por el nuevo tono de la conversación se detuvo también y se giró para mirar a Helena que se encontraba de espaldas a este mirando firmemente al cielo.

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