CAPÍTULO. 01

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01

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El sonido sordo de un golpe resonó en la habitación, sacando a Jimin de su sueño con un gruñido de frustración. Despertó con un movimiento brusco, quitándose los tapones de los oídos, solo para ser recibido por los gemidos difusos de placer provenientes de la habitación contigua. Con un suspiro resignado, se dejó caer de nuevo en la cama, sabiendo que otra noche más sería testigo de las actividades de sus vecinos.

Con incredulidad, se mordió el labio al recordar la última semana. El piso contiguo se había convertido en el escenario de las proezas sexuales de un hombre que parecía ser un gigoló, trayendo consigo una nueva compañera cada noche. La variedad de gemidos y gritos de placer confirmaba esta sospecha. Para alguien como él, con una vida sexual inexistente, soportar ese espectáculo diariamente era un verdadero tormento. Había probado todos los tapones de oído disponibles en el mercado, pero ninguno conseguía silenciar el alboroto. Era como si estuviera obligado a escuchar el audio de una película pornográfica en bucle.

Jimin dejó escapar un suspiro pesado, sintiendo la urgencia de tomar una decisión. No podía permitirse seguir durmiendo tan mal. La falta de sueño estaba empezando a afectar su estado de ánimo de manera considerable, como lo demostraba su comportamiento del día anterior, cuando había tratado con brusquedad a sus ayudantes de cocina. Eso no era él; él era dulce, paciente y amable. Pero la falta de descanso lo transformaba por completo.

Decidido a tomar medidas, salió al descansillo del piso y pulsó el timbre del vecino una vez, luego dos, y finalmente tres veces. El silencio se rompió cuando la puerta se abrió lentamente, revelando la figura del vecino al otro lado.

Un nudo se formó en su garganta al reconocer a Jeon Jungkook al otro lado del umbral. Jungkook, el hermano de Yoongi. Jungkook, su amor platónico durante años. La sorpresa se mezcló con una dosis de incomodidad al notar que Jungkook llevaba una sábana envuelta alrededor de la cintura, cubriendo sus partes íntimas, mientras lo observaba con el ceño fruncido.

Tragó saliva con dificultad. ¿Aquellos abdominales eran reales?

—¿Jimin?

Su voz consiguió sacarlo de su ensimismamiento.

—Esto… ¿vives aquí? —preguntó confuso.

—Me mudé hace una semana. ¿Pasa algo?

Las palabras se quedaron atascadas en la garganta de Jimin, más aún cuando la sábana que envolvía a Jungkook resbaló un poco, revelando más piel de la esperada.

—Bueno, es que... no me dejan dormir... —confesó al final, con las mejillas sonrojadas.

—Oh... —Jungkook abrió mucho los ojos, comprendiendo al instante.

—No quiero ser el típico vecino renegón, pero la pared de tu habitación da a la mía y se oye... todo.

—Ahm, vaya, no tenía idea —Jungkook parecía ahora avergonzado—. Lo siento. Intentaré ser más... silencioso.

—Eso estaría bien, gracias.

Durante unos segundos, se quedaron observándose en silencio, hasta que una voz femenina desde el interior del piso de Jungkook llamó su atención.

—¿Va todo bien? —preguntó la voz amortiguada desde el interior del piso.

—Sí, nena. Ahora vuelvo. —Jungkook se disculpó con Jimin y señaló hacia el interior—. Tengo que irme, en serio lo siento.

Con un gesto de mano, se despidió y desapareció en su piso.

Jimin regresó al suyo, pero esa noche no logró conciliar el sueño. Esta vez no fue por el ruido, sino por la imagen de Jungkook semidesnudo que ocupaba todos sus pensamientos.

Neighbors • KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora