CAPÍTULO. 07

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07

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Afuera estaba nevando y Jimin se estaba preparando para su salida con Jungkook.

Tras un profundo suspiro, cerró los ojos y se concentró en controlar los latidos acelerados de su corazón. La idea de la cita-entreno con Jungkook lo llenaba de emociones encontradas. Por un lado, agradecía enormemente su ayuda para prepararse para el encuentro con el arquitecto. Por otro lado, no podía evitar sentir un nerviosismo palpable, como si aquella cita ficticia tuviera más peso del que aparentaba. Intentó convencerse a sí mismo de que era solo un ejercicio práctico, pero las mariposas revoloteaban en su estómago con una insistencia que le resultaba difícil de ignorar. Era como si su cuerpo estuviera anticipando algo más, algo que iba más allá de una simple preparación para una cita.

Con un bufido, apartó los pensamientos intrusivos y se centró en la tarea inmediata: elegir el atuendo adecuado para la ocasión. Inspeccionó meticulosamente el contenido de su armario. Los jeans holgados parecían una opción segura, combinados con una camiseta blanca que le daba un aire relajado pero cuidado. Después de un breve debate consigo mismo, optó por unas zapatillas del mismo tono, completando el conjunto con un toque informal pero atractivo.

Una vez vestido, se acercó al espejo con cierta incertidumbre. Sin embargo, al contemplar su reflejo, una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. La combinación simple pero estilizada le sentaba bien, y un destello de confianza se reflejó en sus ojos mientras se examinaba. Se sentía... lindo.
 
El sonido del timbre resonó en la casa, y Jimin se apresuró a ponerse su suéter, bufanda, gorro y guantes antes de dirigirse hacia la puerta con un latido frenético en el pecho. Al abrir la puerta y encontrarse con Jungkook, sintió un revuelo de emociones que lo dejaron momentáneamente sin aliento. Jungkook estaba... Guapísimo.

Los músculos de su estómago se tensaron al contemplar la transformación de Jungkook. Había dejado atrás su habitual barba de unos días que oscurecía su mentón, revelando una mandíbula bien definida. Vestía unos pantalones caqui que realzaban su figura, combinados con una camisa azul claro que contrastaba elegantemente con su abrigo gris oscuro. Una bufanda a rayas añadía un toque de color a su cuello, mientras que su cabello oscuro mantenía su característico desorden con encanto.

—Mierda —exclamó Jungkook al verlo—. Estás precioso.

Las mejillas de Jimin se sonrojaron.

—Gracias. Tú también estás precioso.

—¿Precioso? —Jungkook pasó un brazo por sus hombros sonriente y le invitó a salir del edificio con él—. Regla número uno para la cita perfecta: no le digas a un chico que está precioso. Los chico somos fuertes, rudos, imponentes… no preciosos. Ese término pone a prueba nuestra masculidad, sin ofender.

Jimin rodó los ojos.

—¿He puesto a prueba la tuya?

—Para nada, pero otro que no tenga tanta confianza en su virilidad como la tengo yo en la mía, puede sentirse cohibido.

Jungkook le abrió la puerta de su auto y Jimin se sentó admirando la tapicería brillante. Inspiró el olor fresco del ambientador que colgaba del espejo retrovisor. Jungkook no tardó en ocupar el asiento del conductor. Encendió la radio y, segundos después, arrancó el coche alejándose del centro del pueblo, dónde ambos vivían.

—¿Dónde vamos? —preguntó Jimin con curiosidad.

Desde el momento en que Jungkook le sugirió la cita, Jimin intuyó que no sería en el conocido MoonBeam. Optar por ese lugar habría sido invitar a los chismes a su vida de forma directa. Además, Jimin no había compartido sus planes con sus amigos; sabía que se preocuparían por él de manera innecesaria.

—Ahora lo verás, pequeño. Estoy convencido de que te encantará.

Jimin no quiso que su estómago se sintieran esos cosquilleos con aquel "pequeño", pero no pudo evitarlo.

Jungkook le hacía sentir magia, como la sentía cuando leía una de esas novelas de amor que coleccionaba.

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Neighbors • KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora