CAPÍTULO. 05

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—¡¡Estás precioso, Yoongi!! —exclamó Jimin con los ojos fijos en su amigo, quien daba vueltas con su traje blanco de novio.

—Pareces todo un Rey —dijo Hoseok, mirándolo emocionado.

—¿Les gusta?

—¿Bromeas? Es perfecto —dijo Jimin, admirando el traje de novio de su amigo.

Se encontraban en una tienda especializada en trajes de novio. Hoseok y Jimin habían acompañado a Yoongi en esta ocasión para probarse sus trajes de caballeros de honor, que resultaron ser preciosos, de color azul celeste.

Tras deleitarse con el traje de novio, decidieron ir a uno de los restaurantes de la zona. Optaron por un italiano con manteles de cuadros y decoración austera.

—Creo que pediré una pizza, hace siglos que no como una —dijo Yoongi, examinando la carta con interés.

—Yo pediré pasta, que ya cené pizza de Dolce Vita el sábado.

Dolce Vita era la pizzería más conocida de Seúl y una de las mejores de la ciudad.

—¿Alguien no tenía ganas de cocinar? —preguntó Hoseok, sonriendo.

—Bueno, en realidad fue idea de Jungkook. Apareció con la pizza de sorpresa y cenamos juntos.

—¿Jungkook? ¿Qué Jungkook? —preguntó Yoongi, levantando la vista de la carta de golpe.

—¿Qué Jungkook va a ser? Pues tu hermano, es su vecino, ¿No lo sabías? —respondió Hoseok entre risas.

Yoongi alzó una ceja y negó lentamente con la cabeza. Hoseok y Jimin podían ver los engranajes de su cabeza funcionar a marchas forzadas.

—¿Mi hermano es el vecino barra gigoló? —exclamó Yoongi tan alto que su voz se oyó por encima del ruido del local, llamando la atención de otros comensales.

—La organización de la boda te está volviendo un poco lento —dijo Hoseok con una pizca de sarcasmo.

—Pero ¿cómo te enteraste? ¿Y cuándo? ¿Y por qué cenaron juntos? —Yoongi abrió los ojos horrorizado—. No te habrás acostado con él, ¿verdad?

—¡Por supuesto que no! ¿En qué universo paralelo compartir una pizza es sinónimo de acostarse con alguien? —respondió Jimin con rapidez.

A continuación, Jimin le explicó a Yoongi toda la sucesión de acontecimientos. Desde que Jungkook llamó a su puerta para pedirle un poco de silencio en sus escarceos sexuales, hasta que él se presentó en su casa con una pizza cuatro quesos y le ayudó a modificar su perfil de la app para ligar y a elegir a los chicos que, bajo su punto de vista, eran adecuados.

—No entiendo qué hacía mi hermano un sábado por la noche en tu casa cuando es bien sabido que los sábados es día de caza —musitó con el ceño fruncido.

—Bueno, a lo mejor después del atracón que se dio durante los días anteriores le apetecía un descanso —dijo Jimin recordando las noches sin dormir por su culpa.

Desde que le había llamado la atención ya no le había escuchado con ninguna otra persona. Quizás se acostaba con ellas en otra parte de la casa que no fuera tan evidente, aunque aquello era algo en lo que no se permitía pensar. La vida sexual de su vecino no era asunto suyo, por mucho que su vecino fuera Jungkook y llevara desde ese sábado apareciendo en su mente de forma recurrente.

—¿Y qué tal en la app? ¿Te sirvieron sus consejos? —preguntó Hoseok.

Jimin asintió. Tenía que admitir que sí, que desde el sábado le habían llegado muchas más solicitudes de lo habitual. De hecho, había empezado a hablar con un hombre interesante, que era arquitecto y que parecía interesado en conocerlo, aunque él se mantenía a la expectativa.

—Pues ya sería curioso que encontraras el amor gracias a Jungkook, ¿no crees, Yoongi?

Pero Yoongi no respondió, parecía ensimismado en sus propios pensamientos.

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YOONGI:
¿Qué pretendes con Jimin? Cenas con él, le ayudas con el perfil de la app para ligar y le aconsejas sobre chicos… ¿Desde cuándo tienes vocación de casamentero?

Jungkook leyó el mensaje un par de veces, pero no respondió. Dejó el visto en la conversación y se concentró en el artículo que estaba escribiendo en su ordenador sobre el programa navideño del periódico para aquel año.

A su lado, Beomgyu le miró de reojo pero no preguntó nada. Mejor, se dijo, porque le hubiera respondido con una bordería. El mensaje de su hermano le había puesto de mal humor.

Él no pretendía nada con Jimin, ¿es que uno ya no podía ser amable sin que aquello generase desconfianza a su alrededor? Puede que se hubiera ganado el título de mujeriego oficial a base de rollos de una noche y personas intentando cazarlo y reformarlo como si fuera el protagonista de una novela, pero era una buena persona, nunca mentía sobre sus intenciones y, jamás de los jamases, haría daño a alguien como Jimin.

¿Que si había tenido una erección y se había masturbado el sábado al volver a casa pensando en él? Sí. ¿Eso significaba que intentaría acostarse con él? No. Sus acciones habían sido desinteresadas, y que Yoongi lo pusiera en duda no le gustó.

Con el enfado picándole en los dedos, decidió responder su mensaje.

JUNGKOOK:
Según tú, ¿qué se supone que pretendía? Cené con Jimin y le ayudé porque es un chico genial, no hay segundas intenciones. 

YOONGI:
Pues más te vale que sea así, porque ya sabes que mis amigos están prohibidos, hicimos un pacto.

Jungkook gruñó. Cuando iban al instituto, Yoongi le hizo prometerle que jamás tiraría la onda a sus amigos. Que podía romperle el corazón a cualquiera, pero que ellos estaban prohibidos. Y aceptó, porque por aquel entonces le parecían solo unos niños. Pero había pasado mucho tiempo desde aquello.

¿Acaso las promesas hechas durante la adolescencia no prescriben?
Bufó y se dijo que, igualmente, él no pensaba acostarse con Jimin, así que aquella promesa era del todo innecesaria.


¿Verdad?

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♥︎.

Neighbors • KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora