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La noche avanzaba sin tregua. Después del fugaz contacto visual inicial, Jungkook parecía haber borrado a Jimin de su universo. No le dirigió ni una palabra, como si fuera invisible. Jimin luchaba por ocultar su desilusión mientras sus amigos bailaban despreocupados en la pista. Intentaba sumarse a la diversión, pero la tormenta interna lo complicaba todo.
En un instante fugaz de la noche, al salir del baño, Jimin sorprendió a Jungkook conversando con JiHoon. Las palabras de este último sobre una próxima cena recibieron una respuesta ardiente por parte de Jungkook, quien insinuó que siempre tendría algo caliente esperándolo en su hogar. Jimin captó al vuelo la declaración velada.
Conocía demasiado bien la reputación de Jungkook, así como los encuentros más allá de lo casual que mantenía con JiHoon. Aunque sabía de estas conexiones, no pudo evitar sentir un punzante dolor interno. Era la confirmación de que cualquier esperanza de algo más profundo entre Jungkook y él era ilusoria. Por mucho que Jungkook le hubiera susurrado dulces palabras la noche anterior, dejándolo confundido y desarmado, la realidad era inquebrantable: Jungkook no cambiaría, y Jimin no iba a luchar por una causa perdida.
Anhelando poner fin a esa interminable noche, Jimin buscó a sus amigos entre la multitud y se despidió con la excusa de un agotamiento profundo, enfatizando lo largo del día. Solo ansiaba recostarse en su cama y descansar.
Al salir, se encontró con la nevada que envolvía el ambiente. Los copos danzaban en el aire, impulsados por el viento gélido. Mientras avanzaba hacia su hogar, decidió que esa noche se sumergiría en una de esas novelas románticas que tanto disfrutaba, dejándose envolver por su magia.
No había conseguido cruzar la calle todavía cuando escuchó el sonido de unas pisadas tras de sí. Se giró y vio a Jungkook llegar a su altura. Respiraba con dificultad mientras clavaba sus ojos en él.
—Hey, ¿ya te vas? —Una sonrisa se dibujó en su rostro y Jimin se sintió estúpido cuando sintió un cosquilleo en su estómago.
—Eso parece —dijo Jimin cortante.
Siguió su camino, cambiando de acera y, para su sorpresa, Jungkook lo siguió.
—Pues te acompaño a casa.
—No hace falta. —Frunció el ceño al mirarlo—. No necesito guardaespaldas. Vivo a cinco minutos, deberías saberlo; eres mi vecino.
—¿Por qué noto cierta hostilidad en el tono de tu voz? —preguntó, perdiendo por completo la sonrisa.
—No sé a qué te refieres. Solo he puesto en evidencia que no es necesario que me acompañes. Además… Seguro que JiHoon se preguntará dónde te has metido.
—¿JiHoon? —Jungkook frunció el ceño y al comprender el origen del enfado de Jimin sonrió divertido—. Ah, ya veo. Estás celoso.
—No estoy celoso —negó, caminando cada vez más rápido—. ¿Por qué iba a estarlo?
—No sé, quizás porque ayer te corriste de lo lindo en mi boca y te mueres de ganas de repetir.
Las palabras de Jungkook lo hicieron sonrojar al instante. Se detuvo de golpe, lo encaró con la cara roja como un tomate y lo zarandeó tomándolo del brazo.
—¿Es necesario que lo sueltes en voz alta? ¿Y si alguien te escucha?
—No hay nadie —dijo con una sonrisa tan burlona que Jimin no pudo evitar lanzarle una mirada cargada de reproche—. Además, no he dicho nada que no sea cierto, ¿o me equivoco?
El sonrojo llegó a Jimin hasta la punta de las orejas. Todo su rostro aniñado parecía de golpe haber sido hundido en un cubo de pintura roja.
—Jeon Jungkook, eres el tipo más engreído y arrogante que he conocido en mi vida. Pues déjame que te diga una cosa: por nada del mundo me muero de ganas de repetir. Tampoco fue para tanto, ¿sabes? —Jimin era muy consciente de que estaba mintiendo, pero no quería elevar aún más el ego de Jungkook. Además, estaba incomodándolo a propósito. Incluso después de decirle aquello, la sonrisa de Jungkook no desapareció, al contrario.
Fue como si lo hubiera desafiado, porque se acercó a Jimin de forma felina hasta que sus cuerpos quedaron tan pegados que pudo sentir el sonido del corazón de Jungkook latir rápidamente.
—No me mires así, Jungkook —dijo Jimin incapaz de apartar los ojos de los de él.
—Así… ¿cómo?
—Como si te importara.
—Es que me importas, Jimin.
—Pues no parecía esta noche. Me has ignorado durante toda la fiesta…
—Lo sé. —Jungkook se mordió el labio indeciso antes de volver a hablar—. Temía que, si me acercaba a ti, la gente se daría cuenta de lo que me pasa contigo.
—¿Y qué te pasa conmigo? —preguntó ignorando la forma en la que los músculos de su estómago se contrajeron cuando sus miradas quedaron enredadas.
—No lo sé, aún estoy intentando descubrirlo…
Sin ser plenamente consciente de sus propias acciones, los labios de Jungkook se acercaron a los suyos y Jimin se dejó llevar por el ardor del beso. Se entregó al roce suave de sus labios, al deseo palpable que buscaba su lengua mientras un calor intenso y firme se encendía entre sus piernas.
La realidad de estar en la calle no lo alcanzó hasta que la luz de los faros de un auto los iluminó. Se separaron, encontrándose con la mirada del otro por un fugaz instante.
—Jungkook, ¿qué se supone que es esto?
—Ya te he dicho que no lo sé.
—No puedes seguir besándome así, sin más, sin explicaciones.
—¿No? ¿Por qué no? Me gustas, eso sí lo sé. Y me atraes, eso también lo sé. Pero es la primera vez que me desbordan los sentimientos de esta manera, dame tiempo, ¿si?
Jimin tragó saliva y asintió. Los dedos helados de Jungkook apartaron un mechón de cabello de su frente y volvió a besarlo.
—Te acompaño hasta casa y vuelvo a la fiesta, que Yoongi me estará esperando. Pero prometo pasar mañana por la noche por tu casa para hablar de sea lo que sea esto que tenemos, ¿está bien?
El pecho de Jimin palpitó con algo parecido a la esperanza, pero no quiso hacerse ilusiones otra vez.
Con una sonrisa, le permitió que le acompañara hasta casa, y una vez en la puerta, se dejó besar de nuevo varias veces hasta que Jungkook, maldiciéndose en voz baja, regresó de nuevo a la fiesta de despedida de solteros de Yoongi y SeokJin.
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Neighbors • Kookmin
Fiksi PenggemarJungkook ha evitado el compromiso romántico como si fuese una plaga. A pesar de las persistentes flechas de cupido, ha mantenido distancia una distancia segura a la relaciones estables. Sin embargo, todo cambia una noche cuando su nuevo y adorable v...