CAPÍTULO. 06

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06

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Al día siguiente, la cocina de la posada bullía con actividad mientras se preparaba la cena para aquella noche. Jimin se movía con gracia y destreza, como un pez en el agua, alternando entre cortar verduras, sazonar carne y preparar ensaladas. Su habilidad en la cocina era innegable, y cada movimiento estaba imbuido de pasión y experiencia.

En un breve momento de respiro, Jimin sacó su celular del bolsillo de su delantal y lo desbloqueó con un gesto rápido. Un mensaje de Minho, el arquitecto que había conocido durante el fin de semana a través de la aplicación, captó su atención.

MINHO:
¿Cuándo vas a decir que sí a la propuesta que te hice anoche? Quiero verte este fin de semana y conocerte, Jimin. 

Jimin se mordió el labio inferior, mostrando su indecisión. Apenas habían comenzado a hablar hace unos días, y Minho ya le había insinuado varias veces que era el tipo de chico que buscaba. Aunque Jimin se sentía un poco cauteloso ante tanta insistencia, no podía negar que habían establecido una conexión.

Las conversaciones entre ellos fluían con naturalidad, y podían pasar horas intercambiando mensajes. Una vez más, Jimin decidió responder con una evasiva, adjuntando una foto de los merengues que estaban preparando para el postre. Después de lo que había pasado con su ex, no quería precipitarse en nada.

Justo cuando estaba a punto de guardar el celular, recibió un nuevo mensaje, esta vez de Jungkook.

JUNGKOOK:
¿Cómo va con el arquitecto?

Jimin puso los ojos en blanco. Jungkook parecía casi más interesado en Minho que él misma. Desde que le comentó por mensaje que estaba hablando con él, no había dejado de interrogarle con el tema.

JIMIN:
Quiere que nos veamos este finde.

JUNGKOOK:
¿Y tú qué le has dicho?

JIMIN:
Nada. Que es demasiado pronto.

JUNGKOOK:
Error.
Regla número uno cuando conoces a alguien por internet: No dejes pasar demasiado tiempo antes de conocerlo.

JIMIN:
¿Por qué?

JUNGKOOK:
Para evitar perder el tiempo. Solo en persona sabrás si hay química o no. Las palabras son… palabras.

JIMIN:
Entiendo

JUNGKOOK:
Queda con él.

JIMIN:
No sé, Jungkook, las citas no se me dan bien. Me pongo nervioso y la última vez que tuve una me hicieron ghosting.

JUNGKOOK:
A no ponerse nervioso en una cita se aprende teniendo citas :)

JIMIN:
Para ti es fácil, has tenido millones de ellas.

JUNGKOOK:
Yo no diría que millones pero no me quejo. A ver, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué no le gustes o no te guste? Pues siguiente y a por otro.

JIMIN:
Oh, claro, porque tengo una horda de ellos haciendo cola en mi puerta queriendo salir conmigo…

JUNGKOOK:
Yo saldré contigo.
 
Jimin alzó las cejas, incrédulo. ¿Qué?

JIMIN:
¿Qué soy? ¿Tú buena acción del año?

JUNGKOOK:
A ver, dices que no se te dan bien las citas, ¿no? Si sales conmigo y ves que no es para tanto seguro que estarás más relajado con ese Minho. Sería como un entreno para una cita real.

Definitivamente, Jeon Jungkook había perdido la cordura.

JIMIN:
¿Y por qué harías eso por mí?

JUNGKOOK:
Porque al contrario de lo que la gente piensa soy un buen chico y quiero ayudarte.

JIMIN:
Supongo que estoy lleno de prejuicios.

JUNGKOOK:
Tranquilo, te perdono. Te paso a buscar mañana a las seis y media y cenamos juntos por ahí.

Jimin se quedó perplejo ante la propuesta. ¿De verdad iba a aceptar salir con Jungkook bajo el pretexto de "entrenarlo" para una cita? La idea sonaba tan absurda como sacada de una de las novelas románticas que tanto leía. En esas historias, los protagonistas acabarían enamorándose en situaciones como esa, pero Jimin sabía que la vida real no siempre seguía esos guiones predecibles. Además, él no era el héroe de una novela romántica y Jungkook no era precisamente un mujeriego emocionalmente accesible.

JIMIN:
De acuerdo, nos vemos mañana.

Jimin apartó el celular y se esforzó por volver a concentrarse en el menú de esa noche. Mientras tanto, Jungkook respondió a su mensaje con un emoticono de guiño y guardó el teléfono en el bolsillo, notando cómo un chico moreno en la barra del bar lo observaba de forma sugerente de vez en cuando.

La situación se tornó interesante cuando el chico de la barra decidió acercarse a Jungkook, sentándose frente a él.

—¿Me invitas a una copa? —preguntó directo y sin rodeos.

Jungkook sonrió ante la audacia del desconocido.

—Claro, bonito, ¿qué quieres tomar? —respondió, interesado en ver a dónde llevaba esa conversación.

—Jihoon, me llamo Jihoon. Y quiero lo mismo que estás tomando tú —dijo, indicando la bebida de Jungkook.

Jungkook chasqueó los dedos, solicitó al camarero la bebida y le regaló al chico una de esas sonrisas estudiadas que sabía que funcionaban tan bien en esas situaciones. Con las bebidas en mano, ambos se sumergieron en una conversación trivial, el tipo de interacción que a menudo precedía al sexo casual.

Sin embargo, en medio de las miradas coquetas y las promesas implícitas en las sonrisas, algo cambió. De repente, Jungkook se vio pensando en Jimin, y el interés por el chico de la barra se desvaneció.

Esa noche, Jungkook regresó solo al hotel.

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Neighbors • KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora