CAPÍTULO. 16

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Jungkook lo cogió en volandas y lo llevó a su habitación, aquella misma habitación que, unas semanas antes, había hecho que Jimin lo llamara furioso a la puerta de su departamento para pedirle que bajara el volumen de sus escarceos sexuales. Jimin no podía creer que él estuviera a punto de protagonizar uno de ellos.

—Aquí hay demasiada ropa —dijo Jungkook quitándole el jersey de un tirón, haciendo que el pelo se le encrespase ligeramente a causa de la electricidad estática contra el tejido.

Sus ojos se quedaron estáticos en su abdomen y en sus pezones, y enseguida se acercó para lamerlos y morderlos.

Jimin gimió y jadeó y, con el deseo impregnado en la mirada, desabrochó la camisa a Jungkook, dejando al descubierto sus perfectos pectorales. Cambiaron de postura y se puso encima para besar y lamer su cuerpo escultural, bajando por su torso hasta llegar al borde de los pantalones.

Jimin no había practicado el sexo oral a una persona nunca en su vida, y se sentía un poco inseguro al respecto, a pesar de ello decidió empoderarse, quitarle los pantalones y los bóxers y tomar su erección con la boca para darle placer. 

Jungkook jadeó, agarró su cabello con la mano y le marcó el ritmo. Subió y bajó por su falo mientras su lengua dibujaba espirales en la carne, se la metió toda en la boca y luego chupó el glande, mirándole a los ojos. Jungkook observaba a Jimin con el deseo en la mirada, deseo que aumentó a medida que su boca fue subiendo y bajando con más rapidez por su miembro. 

—Espera, nene, espera —le pidió él deteniéndolo con un movimiento—. No quiero correrme aún. Déjame jugar un poco contigo antes.

Volvieron a cambiar de postura y Jimin volvió a estar tumbado sobre la cama. Jungkook le quitó los pantalones y los bóxers y se colocó entre sus piernas, asaltando su erección con ganas. Lamió, chupó y lo llevó al borde del orgasmo. Se detuvo antes de que se corriera, tumbándose a su lado.

—¿Crees que podríamos…? —No terminó la frase y Jimin entendió lo que le estaba preguntando. Le estaba pidiendo permiso para estar con él, uno solo.

Estaba excitado, tanto que solo pudo asentir con un movimiento de cabeza. Las ganas le hormigueaban entre las piernas. Jungkook besó sus labios con ternura, fue hacia el salón y regresó poco después con un preservativo. Se lo puso y se tumbó de nuevo a su lado.

—Lo haré poco a poco, ¿si? Si en algún momento quieres que nos detengamos solo tienes que decirlo, Jimin.

Jimin asintió y Jungkook se colocó sobre él. Jimin rodeó su cintura con las piernas dándole acceso y Jeon, besándolo con suavidad, se acomodó. Entró dentro de él poco a poco, venciendo la barrera natural hasta que este cedió y su erección fue recibida con ganas. Jimin notó un pequeño escozor que enseguida fue sustituido por una sensación placentera que dominó por completo todo su organismo. 

Jimin se dejó llevar por las sensaciones que le produjeron las embestidas lentas y rítmicas de Jungkook. Se notaba que estaba haciendo un verdadero esfuerzo para no penetrarlo con más fuerza. En ningún momento dejaron de besarse y tocarse. 

Jimin no tenía muchas expectativas respecto a su primera vez. De pequeño sí que las había tenido, siempre había pensado que sucedería entre pétalos de rosas y música suave de fondo. De mayor los sueños desaparecieron y, en cambio, solo pidió que aquella primera vez fuera aceptable. Sabía por sus amigos que las primeras veces no era tan espectaculares como solían pintarlo en las películas y los libros. Por eso, se sorprendió al disfrutar del placer que dominaba todo su ser en aquel momento. Un placer que fue a más y que se incrementó doblemente cuando Jungkook lo masturbó.

—Nene, no creo que pueda aguantar mucho más —dijo con la voz ronca—. Déjate llevar conmigo.

Jimin no sabía si fueron sus palabras, sus embestidas o la fricción de sus dedos en el lugar más sensible de su cuerpo, pero ocurrió. Un hormigueo recorrió su falo y estalló en un orgasmo devastador que lo dejó temblando varios minutos.

Jungkook se corrió después, susurrando su nombre al oído.

Acabaron tumbados uno al lado del otro, con las respiraciones aceleradas y la satisfacción ocupando cada poro de su piel.

—Bueno… pues, bienvenido al mundo de los no-vírgenes —dijo Jungkook volteando sobre el colchón para posar un beso sobre su hombro.

—Gracias, supongo —Jimin se mordió el labio intentando procesar todo lo que acababa de ocurrir en aquella habitación.

—Tengo que admitir que para ser tu primera vez no ha estado nada mal… Aunque, creo que tendríamos que practicar un poco más para mejorar la técnica —propuso Jungkook alzando ambas cejas en un movimiento travieso.

—Ajá, pues sigamos practicando —rió jimin contra su boca cuando él lo besó de nuevo.

Y, sin más, Jungkook le rodeó la cintura y lo atrajo hacia sí una vez más.

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Neighbors • KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora