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Desde la mañana, Mina se encontraba lejos de estar emocionada por el desenlace del día. Primero, su amante abandonando su casa a tempranas horas por la madrugada, recordándole inminentemente a su vida con Nayeon; y ahora, desde que fue llamada del trabajo por un evento de última hora, cuya protagonista era la señorita Nakamura, la posible nueva novia de su ex, ha tenido que fingir que disfruta y ama sus labores en el hotel. 'Qué mal día para ser organizadora de eventos' era el pensamiento que se paseaba por su cabeza.

Entonces aquí estaba ella, observando a Nayeon entrar al hall del hotel con una enorme sonrisa plasmada en el rostro que estaba lejos de ser para ella y un ramo de flores violetas, tan enorme y llamativo como su sonrisa. Mina observó la disconformidad en la expresión de Nayeon cuando la bailarina no la recibió como ella esperaba. En cambio, la abrazó en una posición estática y giró su rostro para evadir ser besada en los labios. Nayeon retorció el gesto a espaldas de la bailarina y giró los ojos para buscar su lugar entre el público. 'Problemas en el paraíso.' Mina sonrió para sus adentros. Por supuesto que esa pequeña satisfacción no le duró demasiado.

La vio acercarse hasta su posición y sintió su estómago contraerse de nuevo. Estaba cansada de tal sensación que lograba invadirla cada vez que Im Nayeon entraba en la ecuación. De reojo, observó a su guardaespaldas, Changbin, que ya iba enfilado a echarla a patadas. A Mina le hubiese encantado ver esa escena, pero, era poco ético, y ella no corría peligro, que era la única excusa bajo la que el hombre podía ponerse agresivo sin que se considerara un delito. Avanzó un par de pasos hasta llegar a su lado y le tomó la muñeca.

"No viene a verme a mí." Informó una vez los ojos de Changbin estaban sobre los de ella.

"No me interesa. No quiero verla aquí. No entiendo porque aún no le has puesto una orden de restricción." Mina soltó su muñeca y negó con la cabeza, sonriendo.

"Eso sería darle demasiada importancia, y lo sabes." Su guardaespaldas rodó los ojos y suspiró con rabia.

"¿Acabar con ella con mis puños sería darle demasiada importancia?" La pelinegra sabía que su guardaespaldas estaba bromeando, aunque no le gustaban ese tipo de chistes.

"Hasta ignorarla es darle demasiada importancia." Sonrió con suficiencia porque ya lo había entendido. Ni escapando de ella ni enfrentándola se iba a deshacer de la detective. Debía aceptarla, para bien o para mal, y coexistir en su presencia hasta que su aura no fuera tan pesada y abrumadora para la pelinegra.

(...)

De todos los días que pudo pasarle algo, tenía que suceder todo hoy. Justo hoy que tenía que ser bonita y presentarse con su mejor cara de 'soy una joven bailarina y estoy feliz y agradecida con mis fans'. Cuando acababa de enterarse de cosas que no estaba segura de si desearía saber, o no.

Recapitulando los acontecimientos de su preparación para el evento de hoy, por la mañana, cuando salió a trotar, como lo hacía en los días importantes para sacarse los nervios del sistema, encontró un paquete fuera de su departamento, que fue enviado anónimamente. Sobre Nayeon. Entonces no sabía si preguntarle directamente o ignorarla.

"Hey, Zuha." La llamó su mánager en un tono audible. Quien también era su hermanastra. Sin embargo, en la cabeza de la bailarina había tanta información circulando, que, a pesar de haberle escuchado, no podía responderle.

'Si no puedes hacer algo tan simple, ¿Podrás participar a fondo con tus fans? Algunos vienen de muy lejos tan solo por una pizca de tu atención.' Se reprochaba a sí misma. Y con razón.

Entonces suspiró rendida colocándose el arete izquierdo antes de proceder con el derecho. Giró su posición y se encontró con el rostro de su hermana. No tuvo más remedio que fingir una sonrisa, pero sabía que era necesario para que relajara sus facciones. Cuando así fue, elevó las comisuras de los labios en una sonrisa tímida de alivio.

Her Own Worldview [Minayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora