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Nayeon caminaba pesadamente hasta el auto, escuchando las pisadas de Sana seguirla. Frenó en seco, robándole el susto más ridículo del mundo. La rubia chocó contra su espalda emitiendo un pequeño gritillo acto seguido. Como el de una ardilla.

"¿Por qué detienes el paso sin avisar?" Sonaba alterada, pero sin estarlo del todo. "¿Qué no te han dicho que es de mala educación detenerse si alguien más te está siguiendo el paso?" Sus mejillas se encontraban infladas y rojas. No había pasado el efecto de la rabia que ese choque le causó. Sana llevaba todo el día tratándola borde, y sabía que la razón tenía nombre y apellido: Myoi Mina.

"¿A ti no te han dicho que caminar justo detrás de alguien es de mala educación?" Preguntó la detective en tono de burla asomando el labio inferior, fingiendo un puchero infantil. Como los que ella hacía durante sus rabietas de niña mimada. Abrió la boca para responder, pero se vio interrumpida por la acción de Nayeon, que tomó la nariz de la rubia entre su dedo medio e índice. "Luego me reprochas, ¿Síp?" Sana gruñó rodando los ojos y pasó de ella enfadada, hasta adelantarse.

"Quiero conducir." Suponía una petición, pero sonaba más como una orden. Nayeon asintió tranquila sacando las llaves del auto de su bolso. Se las lanzó siendo atajadas hábilmente y subieron al auto sin emitir más palabras. "¿No te quejas porque quiero conducir?" Negó con la cabeza sacando un celular del bolsillo trasero de su pantalón. "¿¡Ese es tu celular!?" Antes de encender el auto sus ojos se giraron clavándose en el aparato entre las manos de la detective.

Podría tratarse de una reacción exagerada, aunque no lo era. Debido al trabajo -y al castigo- les mencionaron que el uso de teléfonos celulares personales quedaba restringido de los horarios laborales, tan solo podían portar el falso antirrastreo, con información de contacto del resto de los miembros de la comisaría, asociados y personas importantes; acceso rápido a reportes, envío de ubicaciones y claves codificadas.

"Sí." Afirmó antes de colocar toda la palma de sumano izquierda en la frente de la rubia, mientras que, en la derecha, alejabade ella el celular. Pues lucía ansiosa por tomarlo. "No te lo daré. Es mío y probablemente no lo volverás a ver." Sana suspiró frustrada y volvió a su posición inicial en el asiento del piloto. Pasó el cinturón de seguridad por su cuerpo y encendió el auto.

Unos pocos metros luego de avanzar y perderse por la transitada carretera con la policía escoltándolas, Nayeon se aseguró de que la mirada de la conductora estuviese por completo perdida en la vía. Cuando vio que fue así, desbloqueó el celular y fue directo a Instagram. Pulsó la lupa de las búsquedas y escribió "@/dancerzuha_official". En seguida, apareció la cuenta de su amante, con una historia recién publicada.

¡Bingo!

"¡Solo hoy!

No faltes a mi firma de autógrafos.

Estaré junto a mi equipo en el hall del hotel 'Place Plaza' (@/placeplazahotel) de 4 p.m. a 7 p.m.

¡Te espero!"

Apretó el celular con molestia. Ese era el lugar de trabajo de Mina.

Bufó ruidosamente olvidando la presencia de la rubia. Que la miró confusa. A cambio, le ofreció una sonrisa forzada y la contraria continuó conduciendo hasta llegar a la comisaría.

Entraron antes que todos los demás, y caminaron directo a la oficina: la sala de miembros del equipo de Investigación Privada. Nayeon arrojó la mochila de la misión sobre el escritorio de Christopher, quien sonrió y comenzó a sacar todo lo que había dentro.

Her Own Worldview [Minayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora