El rugido de la motocicleta de Sana al exterior de las oficinas no anunciaba nada que fuera bueno. Nayeon sabía, y odiaba admitírselo a alguien, pero ella sabía que había sido un rotundo error, la metida de pata del mes -del año, se atrevería a decir- haber usado el intercomunicador de rastreo por algo tan básico como lo eran los celos. ¡Celos por su ex, damas y caballeros! No se veía en otra situación que no fuera bufando para sí misma.
"Eres patética, Im Nayeon." Le había dicho Sana antes, y aquello no estaba muy alejado de la realidad.
Sana, por su lado, entró hecha una furia a la comisaria, azotando puertas y gritándole a quién se atreviera a cruzarse en su camino, eso preocupó de sobremanera a Nayeon, y no fue más que otra probadita de su propia realidad comenzar a sentir la consecuencia que aquel acto mediocre, mundano e impulsivo le iba a dejar. Sana no era de molestarse. Es decir, por supuesto que se encabronaba, de vez en cuando, por el trabajo, o injusticias que leía en internet sobre maltrato animal, animales en peligro de extinción, la descontinuación de prendas de ropa en el mercado, y esas cosas... Pero, ¿esto? Esto se le había escapado de las manos a Nayeon, y ahora sufriría las consecuencias. Ella estaba segura.
'Bienvenida a su propio infierno, detective.' Meditó para controlar su agitada respiración.
Una vez que Sana llegó hasta ella, y la tuvo de frente, arrancó su casco de motociclista -con tanta rabia que Nayeon pensaba que saldría su cabeza pegada- y lo arrojó al suelo con más fuerza, como si aumentarla todavía más fuera posible. Como si aún no hubiese alcanzado el punto máximo de ebullición. Y fue cuando entonces, Nayeon esperó el golpe, la patada, la segunda bofetada del día. El ataque, en general.
Sana se acercó hasta ella con pasos decididos, y tanto ella, como el público que la riña ya tenía desde la tan anunciada llegada de Sana por el motor de su vehículo de carreras se sorprendieron cuando la tomó del cuello. No del cuello de la camisa, como ambas solían amenazarse, sino de su propio cuello, con una mano mientras que con la otra la señalaba con un dedo.
"Eres... la peor, Nayeon." Le espetó entre dientes. Pues ya parecía que la rabia no la dejaba expresarse mejor. Mientras se decidía entre lo siguiente que diría, o haría, comenzó a apretar más el agarre en su cuello, trasladando ahora su mano acusadora a su cuello también, uniéndolas para ahorcarla hasta la muerte, podría asegurar. Nayeon, con su mano derecha le tomó los brazos haciendo lo posible para que le soltase el ceñido agarre contra su faringe, pero ya no tenía ni fuerzas ni oxígeno para seguir luchando.
Cuando la detective suponía que ya se había tornado de todos los colores gracias a la falta de aire bajando a sus pulmones, la rubia decidió soltarla, causando un desplome definitivo en la de cabellos más oscuros. En medio de la búsqueda por recuperar la compostura, Sana le tomó la barbilla, obligándola a verla.
"Entiendo que rompí las reglas llamándote por tu nombre." Giró los ojos acercándola más a su rostro. "Entiendo que te sacan de quicio nuestras conversaciones." La presión que ejercía Sana en su mentón la estaba haciendo contener las lágrimas, estaba clavándole las uñas, ya que, Sana -luego de unos tres años de discusiones con el señor Howard para que se lo permitieran- solía llevar las uñas largas casi siempre. "¡Lo que no entiendo es tu necesidad de inventarte una reunión de emergencia solo porque no pudiste soportar ver a tu ex feliz con otra!" Y dicho esto la soltó con fuerza contra una pared.
Nayeon por fin se levantó y con el dorso de su mano limpió la sangre que las uñas de Sana le habían causado.
"Oh linda..." La miró con condescendencia. "Estaba dispuesta a recibir todos los castigos que me merecía por hacer eso, es verdad, estuvo mal. Actué impulsivamente. Lo lamento." Dijo fingiendo tan solo un poco el arrepentimiento que sentía. "Pero tú en especial sabes muy bien que nadie, y digo ¡nadie!" Dejó la frase colgando en el aire. "Hace. Sangrar. A. La. Jefa." Sentenció Nayeon separando cada palabra. Pues ahora sí que estaba furiosa con la rubia. "Me parece que todos conocen la trillada superstición de que las rubias no tienen cerebro... Que carecen de inteligencia." Acercándose hasta la susodicha, comenzó a tocar su cabello, enredarlo entre sus dedos, y hasta atreverse a olerlo. Emanaba un dulce olor, no sabría decir si naranjas o piñas, pero algo dulce y ácido. Justo como ella. "Yo..." Nayeon deshizo su agarre en el cabello de la contraria. "...Creo que es muy cierto." Con un rápido movimiento justo al siguiente instante de soltar sus palabras, le tomó un brazo y la giró pegándola contra ella mientras la inmovilizaba y seguía torciéndole el brazo. Sana comenzaba a lloriquear, pero muy poco le importaba. Fue así hasta que se escucharon 3 disparos de la pistola de salvas, estruendo que no se salvaba de ser intimidante. Entonces cerró los ojos y soltó a Sana.
ESTÁS LEYENDO
Her Own Worldview [Minayeon]
FanfictionNayeon, una misteriosa detective, utiliza su tiempo libre para acosar e investigar a su enamoramiento espontáneo, una linda bailarina llamada Kazuha. Quiere hacer las cosas mejor esta vez, alejada de una red mentiras. Más que una red, era una telara...