POV CAROL
Derek me llevó a su casa esa noche. Bueno, más bien dicho, era un piso de dos plantas, el cual compartía con Álvaro desde que empezaron la carrera.
— Pasa. —dijo abriéndome la puerta.
— Gracias.
Era un piso muy acogedor. Desde luego no se parecía en nada al nuestro. Había una escalera en forma de caracol a la derecha de la puerta de entrada. El salón era amplio y tenía la cocina abierta. Había solo dos habitaciones, estaba claro cual era la de Derek y cual la de Álvaro. Según Ann, Derek era el tío más ordenado que la Tierra podía haber creado y también el más cariñoso y detallista. A lo que Álvaro era todo lo contrario, así que era fácil saber por qué partes de la casa se movía cada uno. Lo tenían decorado de manera que... ¿cómo decirlo? Bah, estaba claro que lo habían decorado ellos. Las habitaciones estaban en la planta de arriba junto a una gran terraza donde tenían montada una piscina de plástico. Se lo tenían bien montado.
— Bonito piso. —sonreí, y él me sonrió de vuelta.
— ¿Te quedas a dormir, verdad?
— Bueno, no me he traído el pijama...
— En ropa interior, hace mucho calor... —dijo con mirada pícara.
— Buen intento, pero no. —reí.
— Entonces voy en busca de una camiseta que te puedas poner –se fue y a los diez segundos volvió con una camiseta gris que tenía dibujado al monstruo verde de Monstruos SA, Mike Wazoski.
— Me encanta esta camiseta, me pensaré si te la voy a devolver. —me reí ante la situación.
— Soy un fanático de las pelis Disney y Pixar, ¿qué te piensas? Y sí, me la vas a devolver.
— Ya veremos. —se me escapó una carcajada.— ¿Dónde me puedo cambiar?
— En el baño, primera puerta a la derecha.
Fui donde me indicó y me saqué el vestido y los tacones y me puse la camiseta que me prestó. Me llegó su aroma de golpe, ese aroma que tanto me gustaba. Me puse en frente del espejo y me miré. Decidí hacerme un moño, no soportaba tener todo el pelo pegado en el cuello y en la espalda, y menos con el calor que hacía esos días.
Una vez lista, volví al salón.— ¿Te apetece ver una peli? —me preguntó dejando un cuenco de palomitas en la mesita que había delante del sofá.
— Mmm claro. Me gustaría ver ToyStory, ¿la tienes?
— Por favor, sería un delito si no tuviera esta película. —y la sacó de una enorme estantería con más de 50 pelis, mínimo.
Puso el CD en el reproductor DVD y se acomodó en el sofá. Me miró y se acercó más a mí, colocando su brazo izquierdo detrás de mí, y yo apoyando mi cabeza en su hombro. Cogió las palomitas y las puso encima de nuestras piernas.
Debo decir que eso de ver una peli juntos no se nos da bien, al menos ese día. La mitad de las palomitas no nos las comimos, sino que fueron lanzadas a la cara del otro al empezar una guerra, lo cual acabó con dejar de prestar atención a la pequeña pantalla.
Derek me alcanzó y me cogió por las piernas colgándome en su espalda cual saco de patatas. Iba caminando por la casa conmigo encima, yo estaba riéndome a más no poder; apagó lo que era todo el cableado relacionado con la TV y cerró las luces. Me llevó de esa manera hasta llegar a la que era su habitación. Cerró la puerta y me dejó caer en la cama.
No se veía nada al estar todo oscuro, pero pude notar como se ponía encima mío y como en un segundo encendía la luz de la mesita de noche. Luego, su mirada se volvió a fijar en mí.
— Sé que estás asustada por si ahora me lanzo y hacemos algo, pero no haré nada que tú no quieras hacer.
— Me da un poco de cosa decirte por qué estoy un poco nerviosa.
— ¿Es porque eres virgen? —me quedé mirándolo con un poco de vergüenza en mi interior, dudando de si contestarle o no, pero al final asentí levemente.— No te preocupes, no te obligaré a hacer nada si no estás preparada.
— Gracias. —le sonreí y le besé.
Nos acomodamos los dos en la cama, yo acurrucándome a él y él pasando su brazo por mi cintura. Apagó la pequeña luz y nos dormimos en seguida, estábamos muy cansados.
[ ... ]
— Joder, mi hermana no está en casa, y la llamo, me grita y me cuelga.
— ¿Pero no estaba con Álvaro?
— Sí, pero no sé qué diablos ha pasado y no sé dónde están.
— Bueno, no te pongas nervioso, vamos a mi casa y los esperamos allí.
— Venga, va, vámonos.
Cogió las llaves, el móvil y la cartera, cerró la puerta y nos fuimos. Al salir fuera, nos miramos y, sin pedírselo, depositó un beso en mi frente. Nos subimos al coche y pusimos rumbo a mi hogar.
Algo me decía dentro de mí que iba a ser un día un tanto extraño.
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Espero que os haya gustado el capítulo, me alegra saber que hay gente que sigue leyendo la novela.
¿Es mucho pedir 3 votos y un comentario para el siguiente capítulo? A ver si me sorprendéis.
¡Un beso!
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Empezar de cero. || TERMINADA
Teen FictionCaroline Parker acaba de cumplir 18 años y decide llevar a cabo el sueño más importante de su vida: encontrar a su familia. Lo peor, es que no se imagina la cantidad de secretos que se esconden detrás de toda su historia, lo que va a complicar su vi...