Capítulo 14.

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POV ANN

Ya habían subido a Derek a planta y tenía su propia habitación, pero aún así el doctor decía que era conveniente que las visitas fuesen individuales. Estaba bastante mal. La cara la tenía algo rasgada, y yo apenas dormía. Después de verle pudimos hablar con el médico, el cual nos demandaba urgentemente.

— Quería hablar con vosotros lo antes posible. —dijo tras encontrarnos.

— ¿Qué pasa, doctor? —preguntó Carol.

— Las costillas de Derek están bien, se recuperan poco a poco, al igual que sus pulmones. Pero tras el golpe en la cabeza, perdió mucha sangre antes de ser atendido. Me temo que si no encontramos a un donante, Derek no pueda superar las tres semanas de vida. Lo siento mucho.

— ¿Qué? —Carol se quedó paralizada y no reaccionaba.

— Y-yo le puedo donar sangre, soy su hermana. —dije tartamudeando.

— Si es así, solamente hay que hacerle unas pruebas para ver si son completamente compatibles, y mañana por la tarde podríamos proceder tranquilamente. —respondió el doctor.

— Sí, sí, sí. –dije muy segura.

— Emm... Ann ¿podemos hablar? —miré a Álvaro que estaba muy serio.

— Sí, claro. —respondí y me alejé con él hacía las sillas.— ¿Qué pasa?

— A ver... No se cómo decirtelo, pero... —suspiró.— No le puedes donar sangre a Derek.

— ¿Qué? Claro que puedo, es mi hermano, hay muchas probabilidades de que seamos compatibles. Álvaro, le puedo salvar la vida.

— No Ann, no puedes. Además, no porque seas su hermana vas a ser compatible, no tiene por qué. Hay probabilidades, pero las mismas que tengo yo, las tienes tú.

— ¿Por qué no? ¿Por qué me dices esto? ¿Qué pasa?

— No soy la persona adecuada para contártelo. Primero vamos a limitarnos a buscar un donante y, cuando se recupere, que sea él mismo quien te lo cuente.

— ¿Que me cuente el qué, Álvaro? Me estás asustando.

— No insistas por favor, vamos. —agarró mi mano y volvimos hacia Carol y el doctor.

Sólo asentí.

— Doctor, ¿hay algún donante para Derek? —preguntó Álvaro

— ¿No decían que la hermana...?

— N-no... No puedo hacerlo doctor. Motivos personales. —respondí.

— Está bien. Verán, los donantes compatibles cuestan de encontrar. Esta tarde me limitaré a buscarles uno y mañana por la mañana vuelvan, les diré los resultados.

— Perfecto, muchas gracias. —Álvaro era el que podía hablar con más normalidad de los tres.

— No hay de qué. Pueden quedarse un rato más en la habitación, no podemos permitirnos muchas visitas en su estado.

— Claro.

El doctor se fue y nosotros nos quedamos en las sillas que había delante de la puerta de la habitación de Derek.

— ¿M-me dejáis entrar sola, por favor? —me dirigí a Álvaro y Carol, ambos asintieron y yo entré.

Miré a Derek. Ni siquiera podía creer que la persona que había allí tumbada en ese momento fuese él. Todo esto había sido culpa mía, si le hubiera hecho caso no hubiera salido de casa tan rápido y enfadado.

Empezar de cero. || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora