Narrado por Zacharias
Aún recuerdo aquella tarde, aquel verano en dónde el sol relucía con fuerza y por ende tuvimos que encerrarnos en nuestros cuartos, era mi cumpleaños y mis supuestos amigos habían venido a visitarme, esos amigos que mienten sonrisas pero solo quieren arrastrarte a una vorágine de desesperación.
La primera vez que probé drogas fue aquella tarde, fue tan solo una calada que se volvió en mi más fuerte adicción, fue tan solo un segundo que destruyó gran parte de mi vida, fue tan solo una decisión que se volvió mi más grande desgracia.
Me hice adicto a sentir nada y a la vez todo, a olvidar lo que duele y flotar en el aire sintiendo una felicidad momentánea que se ve abrumada por el dolor físico unos minutos después. Lo que era tan solo un juego una vez al mes entre amigos se volvió algo diario, cada día lo hacia, buscaba mil y un forma de poder conseguir aquel pasaje a mi felicidad momentánea.
Me destruía y no me daba cuenta, me ahogaba y no quería respirar, me hice dependiente de la felicidad destructiva que me daban las drogas. Muchos hablan de mi en las calles, dicen y piensan cosas que duelen, creen saber todo cuando no entienden nada, se creen ser mejores cuando ellos también se dejan vencer por sus demonios, critican sin saber y juzgan sin perdonar, me miran con ojos que solo son capaces de herir, con sus palabras que solo sirven para hundirme más.
Yo ya se lo que soy, se que tan solo soy esclavo de la fantasía y la destrucción, juguete del dolor, yo ya lo se, me veo cada día en el espejo y veo tan solo un zombie que busca consumir más y más, uno que no es capaz de separar la realidad de la fantasía, lo bueno de lo malo, lo justo de lo cruel... uno que solo sabe autodestruirse por conseguir su alegría que nada dura.
Viví tan mal que incluso por segundos de felicidad soy capaz de drogarme, por tan solo el efímero sentimiento de tranquilidad haría cualquier cosa incluso si eso significa consumir mi vida entre agujas y drogas, por tan solo la ilusión de libertad soy capaz de encerrarme horas en mi habitación y entre pastillas y drogas viajo a mundos donde siempre quise vivir, uno donde sea como el viento.. libre.
Mi madre se enamoro de la persona incorrecta, amo a quien no debía y confío en quien no la quería, se embarazo para complacerlo y me desecho como si mi vida fuera tan solo una hoja de papel que había sido rayada y entre borrones se volvió algo que debía ser desechado, me abandono con alguien que no conocía y este se volvió a su vez mi mayor pesadilla.
En su momento no lo entendí, no entendía porque me pasaban esas cosas y no comprendía que había echo mal, que errores había cometido y como los podía remediar, incluso ahora... En esas noches donde las drogas se me acaban y estoy sumido en la realidad abrumadora que me aqueja lo recuerdo, me veo como ese niño que tenía miedo en las noches y que no sabía a quién pedir ayuda, recuerdo que la persona que lo cuidaba en lugar de mamá era un monstruo, uno que devoraba lagrimas y destruía sueños, uno que sonreía con malicia y pisoteaba la inocencia, uno que para mí desgracia era lo único que tenía.
No quiero está vida, aborrezco esto.. temo seguir así... Tengo tanto miedo de seguir, tanto odio.. me odio a mi mismo por no quererme.. me odio a mismo porque he caído a un abismo del que no puedo salir.
Hablare un poco de mi, de mi vida.. de Abel.... Abel es el único soporte que tengo, mi lucecita, todo para mi.. lo es y lo será siempre.
Nuestro padre se fue porque quiso vivir su vida, nos abandono para vivir su aventura y nos dejó abandonado en un bosque de angustia, encontró la salida al dolor que lo abrumaba pero se olvidó de venir a por nosotros. Mi madre se resintió con nosotros, nos culpo de que el amor de su vida se haya ido, nos culpo por nacer cuando Abel y yo no hacíamos nada mas que ser niños.
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Historias de un corazón que sueña
FanfictionSon pequeñas historias amor, amistad, paz, felicidad, tristeza, dolor, odio, melancolía... todos los sentimientos, porque eso somos los humanos...mil emociones que luchan por florecer