―¿Estás segura que éste es de la clase que no pierde las agujas?,―preguntó Santana mientras cargaban el enorme árbol para meterlo en casa.
―¿Cómo puedo saberlo?,― dijo Brittany.― Espera, tengo que girar por aquí.
―¿Estás segura de que ese pie es suficientemente grande?. No quiero que sobresalga.
―No va a sobresalir y el pie es lo suficientemente grande,― dijo la rubia mientras reculaba hacia la esquina destinada al Árbol de Navidad.― ¿Cuánto tiempo tenemos hasta que tengamos que salir hacia el aeropuerto?.
―El avión de tía Helen se supone que llega a las 16:30,― dijo Santana.― Estás junto a la pared.
―Lo sé, aguanta, voy a ponerlo sobre el pie y sujétalo mientras te vas acercando y levantándolo. Entonces lo sujetaré con los tornillos y estará listo,― dijo Britt mientras se agachaba.― ¿Crees que podemos decorar ésta cosa en las próximas dos horas?.
―Eso espero, de otro modo vamos a obtener la ayuda no solicitada de tía Helen,― dijo Santana.― ¿Estás bien ahí abajo?.
―Sí, solo intenta ir acercándote despacio,― dijo Britt.― Todavía digo que las luces tienen que ser intermitentes. De otro modo, ¿por qué molestarse en ponerlas?.
―Luces multicolores parpadeando,― dijo San desaprobadoramente.― ¿Por qué no ponemos un Santa y un muñeco de nieve luminosos en el césped?.
―Me gustan los Santa luminosos,― protestó Brittany.― Vale, aguántalo ahí. Voy a sujetarlo al suelo.
―Son comerciales y feos,― dijo Santana.
―Es Navidad, Mrs. Grynch,― dijo Brittany mientras se apartaba de debajo del árbol y se plantaba.― Suéltalo.― Se quedó allí de pie pasando el brazo alrededor de la cintura de Santana.―
Nuestro primer árbol de Navidad.―Es más grande de lo que parecía en la tienda de árboles,― dijo la escritora.
―¿Es ese más grande bueno o malo?,― preguntó Britt.― Dijiste que podía elegirlo y pensé que éste tamaño estaría bien.
―Es un buen tamaño,― dijo San de forma tranquilizadora.― Solo que no sé si tendremos suficientes adornos para cubrirlo. Madre solo me dio un par de cajas de adornos y luces.
―No puedo creer que nunca antes te molestaras en poner un árbol de Navidad,― dijo Britt descansando su cabeza sobre la parte superior del pecho de Santana.
―Cuando era como Jessie pasábamos los días de una casa en otra. No tenía sentido preocuparse en poner un árbol en una casa donde posiblemente no estaríamos. Santana dio un paso atrás y abrió una de las cajas que había encima de la mesita de café.― Y, por supuesto, nosotras no vamos a estar la mayor parte del día aquí.― Escrutó el árbol.― ¿Cómo se puede saber si es el tipo de árbol que pierde las agujas?.
―¿Cuando un montón de ellas estén sobre la alfombra.?,― dijo Britt.― No lo sé, llama a alguien y pregúntale.
―kurt lo sabrá,― dijo San.― Espera a ver lo que hace en Navidad.
―Blaine dijo que se podría ver su casa desde el espacio,― dijo Britt mientras le cogía a Santana el cordón de luces. ¿Cuántos tienes de éstos?.
San miró la caja.―Hay dos más como ese en la caja y otro con bombillas blancas grandes. En la otra caja están las cintas y el resto de adornos.
―Necesitamos más luces,― convencida mientras colocaba una tira de luces entre las ramas más bajas.― Tal vez podamos ir a comprarlas después de recoger a Helen,― dijo
esperanzada. Santana le ofreció esa mirada indulgente que significaba que ella ganaba.― Estupendo,
prometo no pasarme.