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—¿Me puedes repetir por qué estamos haciendo esto?— preguntó Brittany arrojando otro montón de ramas secas a la carretilla.
—Las fogatas se hacen con madera— dijo Santana imitándola —Además, es la forma que tiene Dani de reunir a sus amigas en casa para ayudarle a limpiar la hojas secas—
—Eso me parecía— afirmó la rubia sonriendo —Por lo menos hay cerveza—
—Eso es. ¿Sabías que hay dos barriles más aparte de la del porche?—
—Ah, una recompensa por tanto trabajo duro— Brittany le lanzó a su compañera una sonrisa irónica —Por lo menos, contigo aquí no tengo que pasarme el rato luchando con esa versión de seducción femenina—
—Así es, tú no te separes de mí— dijo la escritora —Yo protegeré tu virtud—
Acto seguido oyeron una risa de incredulidad y se volvieron para ver a Bree saliendo de entre los arbustos —Que discursito, López— dijo arrojando las ramas que traía en los brazos al interior de la carretilla —No te preocupes por ella, Britt— afirmó al tiempo que le propinaba una palmadita en el hombro —Recuerda que soy inofensiva, puedes confiar en mi—
Brittany sonrió. —No sé si puedo confiar en alguien que se besa con lo que le caiga al frente—
—Vaya, qué poco sentido de la aventura tienes— dijo Bree imitando con las manos una flecha que le hubiera atravesado el corazón
—Ok, muy bien, las dejaré solas, tortolitas. Aunque será mejor que se den prisa. La comida casi está y Dani acaba de abrir el segundo barril de cerveza—
Acto seguido, la chica desapareció entre los arbustos dejándolas solas de nuevo.
Santana, por su parte, meneó la cabeza. —Ya le he dicho doscientas veces que no somos novias—
—Yo ya me he dado por vencida— dijo Brittany —Además, si piensa que estoy contigo no me hace tantas insinuaciones—
—De hecho, a algunas de mis amigas les atrae eso. A Lauren le encanta ir a por mujeres comprometidas. Creo que se lo toman como un reto—
—No debo ser su tipo— dijo la rubia, deteniéndose para hacerse con una rama cubierta de hojas y tierra —Ella es una de las pocas que no han intentado nada conmigo—
—Es que las prefiere pelirrojas y morenas creo, así que estás a salvo. ¿Quieres que te ayude?—
Brittany intentó de nuevo desenterrar el pedazo de madera, exhalando fuertemente. —Si no te importa—
Juntas, consiguieron sacar el tronco, pero lo desecharon al ver que el extremo inferior estaba plagado de insectos —Tanto para nada— dijo la rubia, soltándolo de nuevo.—Bueno, no es como que haya escasez de ramas por aquí— afirmó Santana al tiempo que sacaba un pañuelo y se limpiaba las manos —De hecho…— continuó, echando un vistazo a la carretilla, ya casi llena hasta el tope —… creo que ya tenemos bastante—
—Yo voto porque volvamos antes de que se acabe la cerveza— dijo Brittany utilizando sus vaqueros a modo de toalla para quitarse la mugre de las manos antes de agarrar los mangos de la carretilla.
—La puedo llevar yo— se ofreció Santana.
—Nah, no pesa nada— dijo la rubia. Hubo un tiempo en que una de aquellas le habría supuesto un gran esfuerzo, pero tras dos meses trabajando con Blaine, sus músculos le permitían llevar aquella carga sin apenas notarlo —¿Sabes qué? ¿Por qué no vas a buscar un par de cervezas mientras yo llevo todo esto hasta el montón?—