Capitulo 9

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Brittany daba golpes en su cama, la manta enredándose alrededor de sus piernas. En su sueño, su padre estaba acercándosele, gritando obscenidades. Sintiéndose atrapada, luchó más duro, los frenéticos movimientos finalmente la despertaron. Miró alrededor del cuarto, momentáneamente desorientada. —Maldición ...— Tomó aire profundamente, se restregó su cara con sus manos y sacó sus piernas fuera de la manta. Sus ojos adormilados apenas se abrían, se levantó de la cama y con caminar lento se dirigió al cuarto de baño.

Cuando terminó, Brittany apenas medio despierta apagó la luz y giró a la izquierda, abrió la puerta y entró. En ese momento se dio cuenta de su error. ¿Tuviste suerte esta noche, Doc? Las dos mujeres estaban de cara a ella, el brazo de Quinn estaba envuelto protectoramente alrededor de la cintura de Santana. Brittany comenzó a salir pero se encontró incapaz de dejar de mirar. Pensé que eso sólo pasaba en las películas. Ella había visto a una mujer y un hombre durmiendo en la misma cama pero nunca había visto una pareja abrazándose tan cerca una de la otra y con tanta suavidad. No era que no hubiera más lugar donde poder dormir, era obvio que las mujeres quisieron dormir juntas. Molesta por la pesadilla y sintiendo envidia por la relación que Quinn y Santana compartían, Brittany finalmente se dio la vuelta y se dirigió de nuevo a su habitación.

Esto apesta. Ahora estoy despierta sin nada que hacer, Brittany miró alrededor de su cuarto. ¿Dónde está? Pateó las mantas fuera de su camino, encontrando una bota y un calcetín pero no el perdido control remoto. Probablemente no haya nada que ver a esta hora de cualquier manera. Abrió las verticales persianas y miró afuera hacia el oscuro cielo. La luna daba poca luz, apenas suficiente para ver el contorno de los árboles que separaban el complejo del lago. Ella tomó sus cigarrillos y su encendedor antes de abrir la puerta de cristal corrediza y salió un momento al balcón. Sin darse cuenta de donde estaba la silla, chocó contra ella, y las patas de metal rasparon contra la cubierta de madera.

—¿mmhm? ¿Qué pasa?— Santana murmuró, levantando su cabeza fuera de la almohada. Quinn levantó una mano y amablemente presionó la oscura cabeza de regreso a la almohada.

—Shh. Creo que Britt está en el balcón—. La voz de Quinn era más clara, habiéndose despertado unos minutos antes por el sonido del inodoro y la puerta de la habitación abriéndose. —Vuelve a dormir, Cariño—.

—¿Hmm? ¿Qué hora es?—

—Es hora de que te relajes. Yo iré a ver si ella está bien—.

Santana masculló algo ininteligible y rápidamente se volvió a dormir. Quinn esperó un minuto y entonces lentamente se deslizó fuera de los cobertores.

Brittany volvió su cabeza hacia el claro sonido de la puerta corrediza abriéndose. —No quise despertarte.—

—Tengo el sueño ligero— dijo Quinn mientras daba un paso hacia la cubierta y cogía una silla vacía.—¿Dime que te tiene levantada a esta hora?—

—Tuve que ir al baño—. Ella frunció el ceño cuando vio a la terapeuta sentarse y poniendo los brazos en la mesa.

—Esa es siempre una buena razón—. En ese momento el búho se hizo notar —Suena como que no somos las únicas despiertas— Quinn observó. —Buenas noches, George—. Como si reconociera su nombre, el búho echó otros gritos en respuesta. —Cuando me sentía con un estado de ánimo melancólico, salía aquí fuera y lo escuchaba.

—¿Tu?— Brittany bufó con incredulidad. —Vamos, Doc. No te puedo imaginar haciendo eso—.

—Todo el mundo tiene un día difícil… o una noche— ella agregó.

—No dije que tuviera una noche difícil—.

—No fue necesario que lo dijeras— Quinn contestó.—soy terapeuta, ¿recuerdas?—

El corazón de BrittanyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora