Capitulo 8

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El bar de Ameilia estaba sobre la calle principal con sólo un pequeño estacionamiento para los autos de sus clientes. Quinn logró conseguir uno de los últimos espacios en el estacionamiento. Varias jugadoras, ya habían llegado, algunas de ellas con sus respectivas parejas sumándose al estado de ánimo alegre del lugar. —Hey Brittany— una de las Halcones la llamó. —¿Vas a quitarte la blusa de nuevo?— Su comentario fue acompañado por gritos alegres de sus amigas.

—Perdón por el comportamiento de estas niñas— Santana se disculpó. —Nunca faltan este tipo de personas. Solo mantente cerca de mí y de Quinn y estarás bien—.

—Sabes muy bien que no soy una pequeña e inocente virgen que sale a su primera cita— dijo Brittany —Solamente porque nunca antes he estado en un bar con varias lesbianas no quiere decir que necesite protección—

Santana intercambió miradas con Quinn. Ellas conocían demasiado bien a sus amigas. —Solo para mayor seguridad, quédate cerca de nosotras—.

Brittany no se sorprendió de encontrar a Dani sosteniendo la puerta abierta para que entrara. Sintiéndose avergonzada por el detalle, rápidamente entro sintiendo la mirada fija y lujuriosa que le dirigía a ella. —Sip, supongo que no tendré que comprar ninguna bebida esta noche—. Pensó para sí misma.

—Gracias— dijo Brittany.

—Es un placer— Dani dijo con un movimiento sensual de su mano.—¿Me acompañas dentro para que puedas saciar tu sed?—.

Santana tuvo que extender la mano rápidamente para atrapar la puerta que había soltado la mujer para seguir a Brittany dentro.

—Cómo puedes ver— Dijo Santana sosteniendo la puerta para Quinn. —Dani es incorregible—.

—No es su culpa que Brittany tenga las palabras carne fresca tatuada en su frente—. Quinn se puso de puntillas para buscar a su amiga de pelo rubio. —Ah, allí esta—.

Brittany se encontraba en el extremo más alejado de la barra, rodeada por Dani y Sam. Ambos del campo de juego, Sam solía apoyar a las chicas desde las bancas, aparte de disfrutar de un buen juego, también asistía a los partidos para admirar a las bellas chicas, aunque con alguna de ellas sabía no tenía ninguna posibilidad. — ¿Deberíamos ir a rescatarla?-- Santana preguntó.

—¿No te dijo que podía cuidarse ella sola?—Dijo Quinn, guiando a la escritora hacia las mesas de billar.

—Pero ella... — La protesta de Santana fue interrumpida por los dedos de su ex-amante sobre sus labios.

—No tengo ninguna duda de que ella tiene mucha experiencia en defenderse y mantenerse alejada de los lujuriosos hombres. ¿Qué te hace pensar que ella es incapaz de manejar esta situación con una mujer?—Señaló la mesa pequeña delante de ellas. —Toma asiento, traeré unas bebidas —.

—Esto esta asqueroso.—

Suspirando, Quinn sonrió y palmeó el hombro de Santana. —Traeré algunas servilletas. ¿Quieres algún coctel o te sientes aventurera esta noche? —

—Un coctel está bien.—. Santana recogió una servilleta cercana y comenzó a remover las cenizas derramadas de la mesa.

—No olvides poner nuestros nombres en la pizarra o nunca conseguirás una mesa de billar— Dijo Quinn antes de abrirse paso a través de la gente.

En el otro extremo de la barra, Brittany sacó un cigarrillo haciendo que Sam se levantara y sacara un encendedor. —Permíteme— Él ofreció.

—¿Desde cuándo permites que este cavernícola te compre una bebida?— Dani dijo, ganándose un bufido del chico —¿Bailarías conmigo?—

El corazón de BrittanyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora