Capitulo 4

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Recostada en la cama, una Brittany con tan solo 14 años de edad escuchaba los sollozos ahogados a través de la pared que separaba su cuarto del de su hermana mayor. Brittany lloraba por el desamparo que sentía, por la impotencia de no poder ayudar a Paty. Había intentado dos veces proteger a su hermana de su padre y en ambas ocasiones se había ganado una paliza tan severa que no le permitió asistir a la escuela durante días enteros. La última vez había sido apenas en menos de una semana y su ojo todavía lucía un enorme hematoma causado por su puño. Los gritos de Paty se hacían más frecuentes, mezclados con los gruñidos carnales de su padre. Brittany enterró su cabeza en la almohada y lloró aún más fuerte, compartiendo el dolor que su hermana estaba sufriendo y temiendo que esta noche podría ser en la que su padre decidiera parar en su propia puerta.
Minutos más tarde escuchó un sonido ya conocido de su padre caminando a través del pasillo. Repentinamente los pasos se detuvieron fuera de su puerta. El corazón de Brittany comenzó a latir rápidamente por varios segundos, pero los pasos siguieron de largo, deteniéndose en la puerta del dormitorio de su padre cerrando la puerta. El cuarto de baño separaba su cuarto del de sus padres, lo que hacía que el poder espiar a escondidas fuera imposible. Sin embargo, también facilitaba que las dos hermanas tuvieran sus conversaciones en privado.

Una vez que se aseguró que su padre no saldría de su cuarto, Brittany salió a hurtadillas de la cama y lentamente abrió su puerta. Miró con cuidado a través del pasillo hacía la puerta de su padre y entró sigilosamente en el cuarto de su hermana.
Paty yacía sobre su cama, estaba enrollada como una bolita sollozando impotentemente. Brittany trepó en la cama y abrazó a su hermana mayor. —De…de…deberías regresar a tu cama antes de que él te encuentre aquí—, Paty le advirtió.

—No, él no regresará — dijo, sujetando a su hermana más fuerte. —Necesitamos escaparnos.— Era una discusión que ellas tenían por lo menos una vez a la semana desde hacía pocos meses. —Por favor Paty, no podemos seguir viviendo así. Podemos irnos... a la ciudad o a algún otro lado.—

—No podemos, eres demasiado joven — Paty contestó. —La policía nos encontraría y estaríamos en peores problemas.—

—Pero él sigue lastimándote — la joven adolescente imploró. —Y ella no lo detendrá. Sé que ella escucha pero nunca hace nada.—

—¿Qué puede hacer ella, Britt? Él solamente le pegaría otra vez y sería peor.—
Las hermanas se sentaron juntas en la cama por varios minutos antes de que Brittany hablara de nuevo.

—¿Cuántos años tenías cuándo él... ?— Dejó la pregunta sin terminar, no queriendo realmente poner un nombre a ese acto tan horrible. Paty vaciló por un momento antes de contestar.

—Quince.—

—¿Cuánto tiempo crees que él esperará para que venga después por mí?— Brittany preguntó con voz tímida. —No puedo pasar por eso, Paty, yo simplemente no puedo.— Sorbió por su nariz y se secó las lágrimas. —Por favor.—

Hubo un silencio en el cuarto durante varios minutos antes de que la hermana mayor hablase. —Ve a tu cuarto y vacía tu mochila de la escuela. Mete ropa abrigada y ropa interior. Ponte tus zapatillas y un suéter grueso.— Paty se quedó parada un momento y después rápidamente abrió los cajones de su tocador. Escondiendo en la mochila un par de calcetines negros. Los desdobló para revelar un fajo pequeño de billetes en efectivo. —Espero poder terminar la escuela secundaria y conseguir un lugar para las dos después de que me gradué — susurró. —Iremos hacia el norte. Hay una universidad en el pueblo. Podemos conseguir allí un lugar pequeño para escondernos hasta que decidamos qué hacer.—

A pesar de sus miedos y de que él se despertara de pronto descubriéndolas, las hermanas fueron capaces de escapar de la casa rodante sin ser atrapadas. Suponiendo que usar sus bicicletas sería demasiado obvio, se fueron a pie, pegadas por la orilla de la carretera entre las sombras hasta que llegaron al área del centro de la ciudad. Ambas chicas estaban cansadas pero ese sentimiento desaparecía solo por el miedo. Caminaron kilómetro tras kilómetro, hablando acerca de lo maravillosa que sería la vida una vez que lograran escapar.

El corazón de BrittanyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora