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3 de Septiembre de 1995
"Narrado por Aisha"
Justo hace dos días llegué a Hogwarts, no es tan malo; terminé en Hufflepuff, lo cual fue motivo suficiente para que la estúpida de mi hermana Daphne estuviera jodiendome la puta existencia.
Hubo una fiesta en mi casa ayer, claramente no fui invitada, soy la nueva y hasta ahora no he conocido o hablado con nadie, a excepción de los prefectos de mi casa, Cedric Diggory y Hanna Abbott; esta última me advirtió que me mantuviera al margen con Cedric, aparentemente sale con una de las chicas más poderosa y populares de Hogwarts, su nombre es Claire Grindelwald, no suena como alguien a quién quiero de enemiga.
° ° °
Estaba de camino al campo de quidditch, habrá pruebas para entrar en el equipo y yo quería ser cazadora; pero justo escuché la irritante voz de Daphne.
-Miren, ahí va la ovejita negra, o debo decir, la ovejita amarilla- dijo burlándose, sus amigas Pansy Parkinson, Milicent Bulstrode, Vannessa Abbott y mi otra hermana, Astoria, se burlaron con ella.
-Un desperdicio de apellido - dijo Pansy.
- ¿Greengrass en Hufflepuff?, patético- dijo Milicent.
-Eso solo demuestra lo miserable y poca cosa que eres para Slytherin.
No quise responder, hasta que Daphne me jaló.
- ¿Ni siquiera para defender sirves? - dijo riendo.
- ¿Tan patética eres que necesitas humillar a alguien para sentirte bien con tú asquerosa vida? - dijo una voz al otro lado del pasillo.
-No te metas Grindelwald- dijo Daphne.
-Me meto porque me place Greengrass, ahora suéltala o vas terminar suplicando perdón de rodillas- dijo una rubia.
-Vete con tus aires de superioridad a otro lado Grindelwald- dijo Milicent.
-Estoy hablando con Greengrass, no con su zorra de compañía- dijo.
- ¿La niña perfecta quiere joder?, ¿le vas a llamar a papi? - dijo Pansy.
-Por lo menos mi padre si me quiere y no necesito tener que hacer estupideces para que me dé atención por 5 minutos- dijo la rubia con sarcasmo.
- ¡ERES UNA IDIOTA! - dijo Parkinson abalanzadose sobre aquella chica, hasta que dos chicos altos la detuvieron.
- ¿No la escuchaste Daphne?, suéltala- dijo uno de ellos, tenía el cabello negro y un poco largo.
- ¿Grindelwald no se puede defender sola? - preguntó Vannessa.
- ¿4 contra una?, que valientes- soltó el otro, traía un cigarro en la mano.
La rubia se acercó a Daphne y a mí.
-O la sueltas o te corto la mano yo misma- dijo y Daphne me soltó.
