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9 de Septiembre de 1995
"Narra Lilith":
Desperté con un maldito dolor de cabeza, todo me daba vueltas; decidí que, si era el día de mi muerte, mínimo debería verme bien, así que iba a bañarme, pero, ¡oh sorpresa!, no estaba sola, y ni siquiera era mi habitación.
Una vez más, estaba un maldito y estúpido italiano abrazando mi cintura, ¡carajo!, ¿desde cuándo es costumbre?; me estaba cuestionando, ¿qué mierda tomé anoche?, respuesta clara, todo lo que se me atravesara.
Comencé a moverme para irme a mi habitación y con algo de suerte, nadie me vería y Theo no se acordaría de absolutamente nada.
- ¿Te vas tan temprano? - preguntó adormilado cuando me moví.
Carajo, alguien mátenme justo ahora.
-Es tarde- dije a secas y con esperanza de que no reconociera mi voz, total, no había abierto los ojos.
- ¿Ya te volvió el jodido mal humor Lin? - dijo y todo se fue a la mierda.
-No sé de qué hablas Nott- dije.
-Casualmente nunca lo sabes, o al menos cuando se trata de mi- dijo sentándose en la cama.
- ¿Te importa tanto? - pregunté.
-Cuando terminas en mi cama, con mi camisa puesta, no sé, creo yo que si debería- dijo y yo mire mi cuerpo, efectivamente tenía su camisa puesta.
-Estaba demasiado ebria Nott- dije excusándome.
-Y aun ebria gemías mi nombre, anoche no era "Nott", ¿o sí Lin? - preguntó y se acercó a mí.
- ¿Por qué insistes en esto? - pregunté.
- ¿Y tú por qué siempre evitas hablarlo? - preguntó, tenía un aire de superioridad que quería quitarle de un golpe en esa perfecta cara.
- ¿Tanto te gustó lo qué pasó? - pregunté con superioridad.
- ¿Tanto como la primera vez?, sí- respondió.
- ¿De qué primera vez hablas Nott? - pregunté confundida.
- ¿También finges demencia con eso o en serio no recuerdas lo que pasó esa noche en mi casa- carajo, entonces no era producto de mi imaginación, enserio Nott...
-No creí que fuera real- dije.
- ¿O sea que la pequeña Riddle fantasea conmigo? - preguntó sonriendo.
-Cállate Nott- respondí.
Theo me sujetó de las muñecas y se subió encima mío, quedamos cara a cara sobre su cama.
- ¿Y si no quiero?, ¿vas a obligarme? - preguntó.
-Suéltame si no pretendes terminar sin hijos- amenacé.
