Capítulo XV

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Lalisa

Encuentros inesperados.

Recosté mi cabeza en el espaldar de aquel cómodo sofá. Estaba en el hogar de mi buena amiga y socia Roseanne Park, quien estaba en la cocina buscando algo de beber para ambas. Respire profundo más alegre que antes debido a que ya las cosas entre Jennie y yo iban bien..., Teníamos varios días que no teníamos ningún tipo de discusión, y hacíamos más cosas que simplemente follar. Nos intentamos conocer más, y aunque se me hace difícil compartir sobre mi misma, le dije algunas cosas que son básicas y que debería de saber se mi.

En fin, mis ojos mieles se posaron en la figura que contoneaba las caderas acercándose a mi. Le sonreí de lado a Rose, que le devolvió la sonrisa pasando una mano por aquel cabello poderoso que cargaba, rubio y tan palido pálido el blanco mismo, pero ligeramente rojizo que le dejaba más allá de la imaginación. Llevaba en la mano un vaso con tequila para mi, y algo de ron para ella.

—¿Todo lo que hay en tu cabeza es alcohol?—Pregunté con una sonrisa ladeada.

—No, perooo—dijo, sentándose frente a mi—. Es una manera de pasar el rato con una personas de manera fugaz, ¿No lo crees?

Reí y asentí, llevando el vaso a mis labios para darle un buen trago. Sentí su atenta mirada sobre mi, y suspire alejando el vaso para clavarse mis ojos encima e intentar descubrir lo que tenía por decirme a través de sus ojos infinitos.

—¿Qué tal con esa muchacha... Jennie?

Me quedé en completo silencio. No sabía como decirle como me iba con Jennie, porque ahora que lo pensaba no habíamos tenido ningún tipo de conflicto, pero todavía no podíamos formalizar ese tipo de relación que teníamos porque no estaba preparada. O sea.

Sabía que la manera en la que nos mirábamos no era normal, que la manera en la que verla me enloquecía no era propia de mi, sabía que el latido de mi corazón era penetrante cada vez que se me acercaba, que la manera en la que estaba enamorada de su aroma era de un acosador, sabía que me estaba enamorando pero por nada del mundo se lo dejaría ver. Porque la quería, pero, no la quería lo suficiente como para expresarle que de verdad lo hacía. Que de verdad había logrado hechizarme como seguramente se había puesto como propósito.

Pero, tenía que ser sincera con mi amiga, no podía decirle que nos iba mal cuando en realidad no sabía como nos iba, no sabía si decirle que bien para no preocuparla cuando en realidad no sabía si estábamos bien. Solo esperaba que si.

Relami mis labios y suspire.

—La quiero. Eso es todo —comente.

—No te estoy preguntando si la quieres, Lisa, te estoy preguntando como esta ella. Como te va con ella.

—No lo se.

—¿A no? —inquirió incrédula—. ¿Qué harías si ahora mismo estuviera con un chico?

—Me daría un paro cardíaco —Dije divertida, aunque ella no se lo tomo de manera graciosa. —. ¿Por qué te interesa tanto, Jennie, Rose?

—Porque será —rodó los ojos—. Porque ella es la única chica que si te ha hechizado, y, que si se ha enamorado.

—¿Entonces...?

Perversión y Lujuria (Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora