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Gracias eternas, Geneva Morte.]



Capítulo dedicado a @josv25





-Capuchas.

Obedecí la orden del amo quien tapó su cabeza con la blanca tela adherida a su toga.

Yo, aún inspeccionando con cautela mi alrededor, procedí a colocar la de mi capa negra. Cubrí mi cabello negro con dos finas trenzas rodeando mi coronilla antes de acariciar la daga incrustada en el estrecho cinturón de plata a juego con los detalles de la armadura en forma de corset que cubría mi pecho y hombros. Bajé la vista hacia mis pantalones ceñidos los cuales comenzó a escalar una pequeña serpiente de tres cabezas y seis colas. Me acuclillé al cogerla con delicadeza y cuando la situé sobre el suelo de vegetación quemada alcé la vista al frente al instante. Mis manos cubiertas por finos guantes negros comenzaron a escocer cuando comenzamos a escuchar risas de hiena por doquier, listas para manifestar la magia que nos defendería de todo peligro.

-¿Qué es este lugar?

No pude darle respuesta alguna a Deimos, quien a mi lado observaba todo embobado.

Nos encontrábamos en un terreno obscuro repleto de gigantescos árboles quemados. Sus troncos contenían espinas que de vez en cuando soltaban gotas. Froté mis dedos pulgar y corazón aún cubiertos antes de llevarlos a mi nariz una vez los hube pasado por aquel misterioso líquido.

-Sangre. -susurré.

A unos cuantos metros frente a nosotros se encontraban varias montañas con una vegetación más densa y el hecho de distinguir luces de hogueras en ellas puso los pelos de mis brazos en punta.

-¡Agáchate!

A la advertencia de Deimos le siguió mi jadeo cuando algo nos sobrepasó a toda velocidad. Aferrada a sus brazos y él sosteniéndome de lado alzó la vista al mismo tioempo que yo quien ya tenía preparada la daga en una mano.

Aquello que nos pasó volando se dirigía en dirección a las montañas. Lo que parecía ser una mujer con cabello rizado blanco se transformaba de pechos hacia abajo en una gárgola. La cola que sobresalía de la parte baja de su espalda era tan larga como la de un león, con puras púas al final de esta. Una gran ventaja a la hora de atacar.

Giró el rostro para observarnos y cuando devolvió su atención al frente me pregunté si la razón de su desinterés eran las capuchas que mantenían nuestras identidades en secreto. Echó la cabeza hacia atrás y emitió un graznido que resonó como si estuviera a nuestro lado. Mi interés en aquellas extrañas luces en las montañas aumentó al verla descender el vuelo y desaparecer junto a una de ellas.

AMOS© |TRILOGÍA AMOS 3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora