[TERCER LIBRO TRILOGÍA AMOS]
Dios ama a toda su creación , incluyendo a los demonios. Pero...
¿Amará suficientemente a su hijo caído y a la primera Lilim en pisar tierras mortales como para salvarlos?
Descúbrelo en la tercera y última entrega de es...
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Con las manos apoyadas y aferradas con fuerza a uno de los numerosos balcones circulares continué mirando hacia abajo.
Los miembros poderosos estaban sentados en una gigantesca y macabra mesa de mantel negro y cubertería roja. Hablaban bajo entre ellos así que el murmullo no sólo ponía de gallina mi piel sino que mantenía en alerta a Nevan. Sentado a mi lado gruñía de vez en cuando. Pasé una mano por su cabeza sin apartar mi vista de Angelo quien sentado en el lado oeste de la mesa permanecía callado, escuchando los relatos del anciano sentado a su lado.
El lugar estaba ambientado únicamente por cientos de velones blancos que se derretían unos encima de otros en el centro de la mesa, formando una montaña de cera.
La pantera apoyó su frente contra mi vestido negro, revelándome antes de tiempo el mal final que tendría esta velada.
Mi pecho subió y descendió con fuerza al tomar una brusca respiración y las perlas de color blanco que cubrían mi pronunciado escote y hombros emitieron una delicada melodía. La parte inferior del vestido era lisa y con un largo que llegaba hasta mis tobillos mientras que la superior era la imitación de la chaqueta de un traje, con un pronunciado escote en forma de v, hombreras y mangas largas.
-Es una mala idea, Kimberly.
Medio sonreí, encantada una vez más de lo compatibles que éramos mentalmente. Pero sólo de vez en cuando.
Emergiendo de la oscuridad a mis espaldas sentí el calor de su cuerpo acercarse al mío y cuando su pecho rozó mi espalda dirigió sus labios a mi oreja derecha al tiempo que inclinaba un poco la cabeza hacia abajo para mirar fijamente a la mesa.
-Dime una buena idea que hayamos tenido.
Inspiró hondo y cuando su respiración chocó contra mi mejilla cerré brevemente los ojos.
-Nosotros. -respondió con su ronca voz.- El desafiar a todo mundo y Dios por seguir juntos.
No pude llevarle la contraria en eso.
Muchos se preguntarán, ¿por qué la tensión y el estado de alerta? De todas maneras nosotros éramos los primeros y últimos amos.
Éramos los más peligrosos en este lugar... Bien, la respuesta era sencilla pero a su vez compleja.
-¿Los contactos poderosos de tu amigo cojo son unos curas?
