NO DEBERÍAS (SUPERCORP)

Capítulo 5

- No lo recuerdo exactamente. - digo tratando de zafarme de la respuesta sin decirle rotundamente que no.

- Oh... ¿Pero al menos recuerda si es un libro suyo? - mientras, pasea sus ojos por mis estantes - No crea que desconfío de usted- dice desviando su mirada de mis libros hasta mis ojos - es solo que me gusta llevar información que sea referenciable, así si tienen más dudas o especial interés, los jóvenes puedan consultarla. De verdad, ¿no podría hacer un esfuerzo por recordar alguna otra cosa de donde lo leyó? ¿Tal vez fue en la revista de la facultad?

Por favor no sigas mirándome así, es difícil decirle que no, quiero responder, al igual que es difícil responder.

- ¡Internet! - no se por qué digo eso, pero lo hecho, está hecho. - Puede usar mi computadora. - al menos de esa forma tengo oportunidad de que encuentre un artículo serio. Bajo a donde está el gabinete de la computadora para encenderla.

-Gracias, se que los profesores tienen acceso a más artículos publicados gracias a la red de la escuela. - la escucho hablar mientras trato de encender este aparato.Creo que no está conectado, el botón de encendido no funciona. - Se que usted ha publicado unos artículos, los busqué, pero como estudiante no tenía acceso a ellos y tampoco dinero para pagar la suscripción. Si le soy sincera, le admiro mucho, profesora Luthor... - sus palabras me sobresaltan y....

¡Zas!

-¡Tsk! - llevo una mano a mi cabeza dolorida, cuando me había sobresaltado golpee mi cabeza contra el escritorio. Cierro con fuerza los ojos, como si eso pudiera mitigar el dolor.

-¡Profesora! ¿Qué pasó? - aunque tiene una nota de preocupación, su voz hace que me desconcentre un poco del dolor. Solo un poco, fue un buen golpe y una mala idea tener un escritorio de madera tan grueso-Estoy bien. Solo necesito un minuto.

-La ayudo a levantarse. - siento su voz, abro los ojos lentamente y lo primero que enfoco es su cara muy cerca de la mía, lo que hace que la mía se sienta un poco caliente en las mejillas. Me muevo un poco ésta vez sí, esquivando el escritorio de mi camino.

-No se preocupe, puedo hacerlo - digo mientras me levanto y me acomodo en mi asiento.

-¿Tiene pastillas para el dolor aquí? Si gusta puedo bajar por unas.

-En el cajón de ahí - señalo con mi mano izquierda al tiempo que llevo la otra a donde sentía punzadas de dolor.

La veo buscar en mi cajón, disfrutando de la vista que me proporciona que esté de espaldas y ligeramente agachada.

Debe ir al gimnasio, es delgada pero con una figura proporcional a su complexión. Si tan solo no trajera ese suéter... Y ya pensándolo, hoy no estaba lo suficientemente frío como para traer uno, la semana pasada llovió, pero hoy se filtraba mucha luz del sol por la ventana.

Debe ser el aire acondicionado de las instalaciones. Yo llevo camisa de botones y chaleco de vestir, así que igual no está haciendo tanto calor para ser inicio de
verano.

-¿Qué tan fuerte es su dolor? Aquí hay paracetamol, ibuprofeno, ketorolaco y dicoflenaco. Pero si es muy fuerte también podría inyectarle.

Que Kara tuviera que inyectarme en los glúteos no era una idea que me agradara del todo.

-Con una de ketorolaco está bien.

-¿Segura? Si es muy fuerte podríamos ir por la inyección.

-Segura - digo un poco rápido.

-Tenga - extendiéndome su mano y dejando la pequeña pastilla en la mía- traía agua en mi mochila, espere.

-No es necesario - digo llevándome la pastilla a la boca y tragándola sin la necesidad de tomar ningún líquido.

Si solo supieras que de verte empiezo a salivar tanto...

-Oh, ahora deje reviso si no tiene una herida abierta - dice mientras sin dudar coloca sus manos en el reposabrazos de mi asiento, tan cerca de mi, y jalando fácilmente por las ruedas mi asiento hacia ella, recargandose en el escritorio y dejándome justo en frente de ella.

Se acomoda sentándose en mi escritorio, cosa que si hiciera cualquier otra persona yo ya la habría sacado de mi oficina, pero ver como está tan concentrada, ni siquiera pensaría en hacer que se baje, abre sus piernas para dejar un espacio del tamaño de la silla y me jala para acomodarme en medio y muy cerca de ella, ¡Muy cerca!

Agarra mi cabeza con delicadeza y también decisión, la baja para que ella pueda ver donde me golpeé.

No se si cerrar los ojos o seguir viendo como estamos tan cerca. Mis ojos están justo a la altura de su pecho. Podría jurar que puedo ver....

¡Click!

-¡Eh, Lena! Ya termi..la.. Eh... Recordé que una anciana me está esperando - solo pude escuchar la voz de Samantha después de que sonará como se habría la puerta.

¡Click!

Y ese era el sonido de la puerta cerrada.

Siento que Kara levanta una mano de mi cabeza, por lo que puedo levantar la vista, ella se voltea a la puerta levantando la mano como saludo, pero se queda congelada viendo que Samantha se fue inmediatamente.

-Vaya, ni siquiera me dejó decirle que aún no tenía todas mis dudas resueltas. Después de que lo revise le mandaré un mensaje, si es que se digna a leerlo antes de que la vea personalmente. - y diciendo eso volvió a agarrarme y bajar mi cabeza.

Siento como sus dedos comienzan a moverse entre mi cabello, y aunque es muy relajante, yo no dejo de pensar en que, aunque no había visto nada más que el Suéter rojo, me podía imaginar lo que Samantha vio al entrar: como ya había dicho antes, en mi escritorio había 50 condones, dos dildos, una cinta métrica y ahora se le sumaba a cierta rubia de espaldas, sentada con sus piernas abiertas frente a mí, agachada.

Al menos es un malentendido que puedo explicar.

-Profesora - dice Kara mientras me agacha más - ¿le puedo hacer una pregunta?

-Adelante, se que la otra se quedó en pausa - ¡afortunadamente! -pero no significa que no podamos pasar a las siguientes.

Escucho como sale una pequeña risa de ella, y además puedo ver como su cuerpo tiembla un poco.

-No es de una alumna, es una pregunta personal.

¿Personal? No se si esté preparada para contestar algo que se que le preocupa a ella.