Capítulo 15

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No puedo evitar sonreír, la mera vista de Kara obedeciéndome, quitándose sus zapatos y sus pantalones hacen que se me antoje poco creíble la situación.

- Tócate.

Sorprendida porque esta vez no rechista ante mi orden, observo como la dueña de los ojos zafiro me imita al voltear su cuerpo y queda de frente a mí.

Empieza a subir su mano por su cuello, incluso cierra sus ojos y descansa su cabeza sobre ella. Con delicadeza baja su mano hasta su pecho y por encima de la tela roja amasa y aprieta sus senos, después veo como juega con sus pezones apenas visibles a través de su gruesa ropa, así que no era mi imaginación, realmente se puede ver.

Kara abre sus ojos y me mira directamente, mandando escalofríos a mi espina dorsal. Aún sintiendo su mirada en mí, bajo mi vista a donde sus manos han bajado: encima de su ropa interior su dedo índice marca un ritmo pausado hacia arriba y abajo a través de todo sus centro, seguido se detiene a la altura de su clítoris y hace el mismo movimiento pero en esa área más pequeña, cambiándolo de vez en vez a uno circular.

Mi ropa empieza a mojarse en la entrepierna con el mero hecho de imaginarme tocándola como ella lo hace y que responda con la sensualidad con la que recibe sus propias caricias.

Le hago un ademán a Kara para que siente arriba de mí. Ella pone cara de no estar muy segura, pero una mirada mía basta para que, como pueda, pase sus piernas a mis lados.

La ayudo colocando mis manos en su estrecha cintura y acomodándola en mi regazo. No puedo resistirlo más y tomo sus labios con los míos, ella no se opone y me recibe moviendo sus labios más salvajemente y colocando sus manos en mi cuello.

De sus labios sale un ligero gemido que vibra contra mis labios, y genera en mi centro un latigazo.

Me separo de ella un instante.

-No dije que dejaras de tocarte.

Escucho un hmp salir de su boca pero aún así separa sus manos de mi y mece sus caderas encima de las mías. Se levanta un poco recargándose en sus rodillas y lleva sus manos al botón de mi pantalón.

- Lo siento, pero me estorban. - y rápidamente lo desabrocha y baja la cremallera, rozando mi centro que se pone más húmedo y caliente ante el leve roce de sus dedos. Hace ademán de querer bajar mis pantalones, pero solo permito que deje el espacio libre suficiente para que no moleste las costuras y remates de la prenda.

No quita sus dedos de ahí y se sienta completamente en mí. Puedo notar con más facilidad la humedad que se escapa de sus bragas y estoy seguro que ella también notó la que se ha escapado de mi centro.

Rozando su centro con el mío, comienza a mecerse con un ritmo suave y acompasado, hacia delante y atrás, sus dedos frotan su clítoris aún arriba de la ropa. Nunca había sentido tal sensación de placer en toda mi vida, y no puedo dejar de imaginar cómo será estar con mis dedos  dentro de ella si con solo los roces arriba de nuestra ropa ya me tengo que concentrar para no venirme violentamente.

Su ritmo empieza a acelerar y sus gemidos son cada vez más fuertes, sacando también unos de mi garganta.

Su boca empieza a formar una perfecta O, sus ojos se cierran y espasmos en todo su cuerpo me indican que su orgasmo ha llegado. Varios segundos pasan hasta que su cuerpo se relaja. La humedad que emana su centro es aún más notoria y no aguanto la tentación de pasar mis dedos por esa área. Unos violentos espasmos me reciben al pasar mi dedos por su clítoris. Ella toma mi mano de la muñeca y, vaya que es fuerte, me detiene.

- Muy sensible aún. - dice entrecortadamente.

Pero es la voz que proviene de las bocinas la que me corta la inspiración cuando escucho que hemos llegado al destino.

Me pongo alerta.

NO DEBERÍAS (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora