CAPÍTULO 9

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El frío y calor

—Vamos, averigüemos qué es lo que tiene— Rick se dirige a Michonne en una mirada fugaz hasta terminar en nosotros tres —Ustedes quédense aquí.

No se toma el tiempo para esperar nuestras respuesta de dicha orden. Levantan al hombre con algo de dificultad colocándolo en una camilla de hospital que posteriormente estaba atada a un poste, la jaula que ocupaba el lugar queda sobre el suelo y Melody no tiene de otra que dejar al ratón en completa libertad. Inserto mis ojos en ese roedor corriendo de un extremo a otro pasando cerca de nuestros pies buscando una salida. Puede tener más suerte que nosotros, por lo menos tiene oportunidad de esconderse debajo del pueblo.

Ambos adultos se adentran al edificio de tabiques rojos dejándonos con el cuerpo inconsciente del hombre. Carl vuelve a levantar el arma para estar en alerta, sino fuera por esa arma, yo me convertiría en un halcón supervisando cada respiración del hombre.

Melody se recarga en la pared del edificio enfocada solamente en la palma de su mano con una mueca de dolor a causa de la caída. La conozco bastante como para saber que por dentro se queja de esa raspadura. Sus ojos se encuentran con los míos y automáticamente baja la mano como si nada estuviera causándole molestia, pienso en preguntarle, pero estoy segura que obtendré la misma respuesta: "estoy bien", así que me dedico a observar ambos extremos de la calle.

El silencio de los tres permite que los alrededores sean más claros, incluso el canto de los pájaros que pasan revoloteando cerca de los cables altos junto con el sonido de las lonas chocando con las rejillas delgadas del edificio vecino. La brisa es fresca estando en la sobra, por lo que hace sentir más que el abandono de habitantes.

Me hago la idea de que este hombre es el único en el pueblo, no obstante, alguien debió de ayudarlo en poner las trampas o a conseguir comida. Un día la señora Bent me dijo que ya no se puede sobrevivir solo y menos en un lugar tan grande que anteriormente pudo haber estado tan habitado.

La risilla casi silenciosa de Melody obliga a que Carl la mire como una lunática.

—¿Qué es tan gracioso? — pregunta con el entrecejo arrugado.

—Justo cuando acabamos de pasar un ataque volvemos a encontrarnos personas como estas— señala con la cabeza al hombre recostado en la camilla.

Tiene razón. Se supone que solo vendríamos por municiones y algunas provisiones. Una parte de mí me dice que debo acostumbrarme a esto porque al parecer, en vez de entrar a una prisión y a un grupo de sobrevivientes, hemos entrado al mundo real. Todo este tiempo estuvimos rodeados de tanta suerte.

Carl consigue formar una sonrisa llena de ironía. Niega con la cabeza enfocando la atención del otro lado de la calle.

—Bienvenida a la sistematización del nuevo mundo. Como podrás ver, encontrarás más idiotas de lo que estabas acostumbrada a convivir.

Abro la boca sorprendida. Es tan claro el insulto disfrazado de una amistosa farsa que la propia chica empezó ¿A qué se refiere con eso? ¿mis amigos? ¿Yahir?... ¿yo?

—Qué cálida bienvenida, Carlitos. Me conmueve saber que por lo menos tu diminuto cerebro ha logrado aprenderse el significado de sistematización.

—Seguramente es más grande que el tuyo. La realidad duele, pelirroja— el chico suelta sin remordimiento. No le toma importancia, es decir, la postura ligera solo se enfoca en moverse cada que él vigila como si nada.

Melody tensa la mandíbula reteniendo la molestia. No quiere dejarse vencer por el chico de esa manera, solo que no quiero que esto se convierta en una competencia de malas palabras.

• 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐄 • ||CARL GRIMES|| [𝐓𝐖𝐃] (2da edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora