CAPÍTULO 22

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Salir de la cueva.

—Lo que pasó a noche...— juego con la envoltura de la barra. Me cuesta trabajo aparentar que toda mi vulnerabilidad de ayer solo fue un desequilibrio del suceso —Preferiría que lo dejes en el olvido— pido apenada.

—Puedo dejar en el olvido un hecho como ese, pero lo de anoche, cuando dijiste que querías olvidarlos ¿Por qué?

Desvío la mirada hacia Hershel y Michonne que suben el resto de los caminantes a la camioneta, cada uno amontonados como si fueran objetos que no tienen peso ni valor, acumulados uno por uno sin ningún cuidado. La vida, la personalidad y todo lo que los hacía personas ya no está.

—He llegado a la decisión de que es lo mejor— me meto el último cacho de barra a la boca masticando lento. El dolor de mis palabras se refleja en la quijada —Los primeros días en que este mundo se convirtió en lo que es, no podía dejar de pensar en ellos, en mi hermana, en especial en ella. Ayer soñé estar a punto de morir devorada por ellos...también estaba África.

Bajo la cabeza horrorizada por toda la sangre que había, nunca había visto nada igual ni si quiera en aquella noche cuando murieron los señores Bent, incluso la celda en donde me encontré a mi amiga no era ni lo mínimo de todo el mar rojo en que los cuerpos nadaban y yo estaba por ahogarme.

—Estás a salvo aquí— es cuidadoso en expresar aquello.

Sabe que son palabras que tienen mucho peso porque ambos sabemos que, a pesar de que tenemos un hogar, los riesgos a morir nunca terminan. La muerte espera por nosotros ya sea hoy, mañana, en semanas, meses o años y eso me hace temblar de miedo porque sé que está aquí, pero nunca cuando llegará nuestro turno para irnos.

—Es lo que creo— suelto rápido pasando el bocado, mismo que deshace el nudo.

—¿" Crees"? — levanto la cabeza comunicándole con la mirada a qué me refiero. Aprieta los labios con obviedad —Entiendo.

Guardo la basura en el bolsillo de mi pantalón poniéndome de pie.

—Buscaré a Melody, ahora que tu papá hizo nuestras tareas y ya no tenemos a los cerdos, pasaré la mañana con ella ¿Quieres venir?

También se pone de pie regresando el sombrero de sheriff a su cabeza y acomodándose algunos mechones que le intervienen la vista.

—No. Haré algunas cosas, quizás visite a Glenn al rato o ayude a Beth con las cosas de Judith, no sé, buscaré algo qué hacer para matar el tiempo.

Me echo a reír algo bajo cuando la idea no le gusta. Se quejó de no levantarnos tarde para no malacostumbrarnos, pero quizás ya lo estamos. Trabajar todas las mañanas se volvió tan rutinario y ahora que la tenemos libre no sabemos qué hacer.

—Puedes decirme que no quieres estar con Melody. Lo puedo entender— expreso tranquila.

—No quería herir tus sentimientos con un rechazo— por alguna extraña razón escucho tal cosa en otro sentido. Él sonríe sin notar nada de mí o eso creo.

Solo puedo soltar una risa forzada dando vuelta hacia la prisión. Entro al pabellón C pasando por el comedor abandonado. Normalmente siempre hay alguien aquí realizando algo para entretenerse un poco, pero quizás la gente enferma ha obligado que los sanos desaparezca por el momento de algunas áreas. El eco notifica mi llegada, el ambiente es diferente y más al no encontrar a Carol en los lugares que siempre solía estar. Todos los días podía saludarla, ya sea en las mañanas o a la hora de la comida, nunca faltaba su sonrisa en la primeras horas.

Entro a mi celda y subo a mi colchón para descansar un rato más aprovechando que Rick está ocupado. Solo serán una o dos horas. Es demasiado temprano y no hay nada qué hacer por ahora, sin embargo, por más que quiero intentar de reconciliar la siesta no puedo dejar de pensar en aquel descubrimiento de ayer. Solo de recordar en sus palabra me hace sonreír como una completa tonta y, aunque una parte de mí dice que no me haga ilusiones, otra ya está divagando en las posibilidades. Mi cuerpo parece estar en una montaña rusa donde experimento sentimientos desconocidos y extraños.

• 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐄 • ||CARL GRIMES|| [𝐓𝐖𝐃] (2da edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora