• 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐄 • ||CARL GRIMES|| [𝐓𝐖𝐃] (2da edición)

CAPÍTULO 26

No es un chico menos

Me quedo sentada en la cama todavía con las sábanas revueltas de la noche anterior apreciando la selección de prendas limpias que Melody avienta a mi lado comentando por qué no se lo pondría o por qué no, aunque se ve como una persona que nunca desapareció de mi vida por tres días y milagrosamente regresó junto con Michonne, yo me doy el tiempo para apreciar cada inquietud de su cuerpo, cada tono que maneja a la sensación polvorienta con la que se topa y cada expresión que su rostro de piel blanca delata, noto que, a diferencia de mí, tiene los labios partidos por la deshidratación.

Desvío la mirada a la puerta cuando los ojos empiezan a picar por culpa del brote de lágrimas de felicidad y alivio por volverla a tener a mi lado. Intento distraerme con la decoración del piso y las paredes, todo en tonos cálidos para mantener una habitación mucho más amplia a la vista. Y al poco tiempo, sin poderlo evitar, me pondo de pie y la abrazo por detrás rodeando su cintura y apoyando mi frente en su espalda. La envuelvo entre mis brazos con tanta fuerza que suelta un quejido a la falta de aire acariciando mi antebrazo por encima de la manga.

—¿Me quieres asfixiar o qué? — bromea con otro quejido algo campechano.

Tiene un olor amargo de caminante combinado con su aroma corporal que nunca olvidé, pues por más que pasen los días sé que el aroma de una persona importante no se olvida tan rápido. Con todo y aroma a muerto, froto mi mejilla en su espalda para confirmar que esto es real y no un estúpido sueño como los que a veces suelo tener. Ella está aquí y no lejos como los demás. Tengo a mi mejor amiga a mi lado.

—Es que te extrañé— murmuro con los ojos cerrados aflojando el agarre de su cintura.

—Oh, no, me olvidé de esa parte de ti— se gira y me toma del rostro masajeando mis mejillas con exageración —Lo cursi y cariñoso sigue en ti.

Sonrío con las mejillas coloradas cuando me lanza algo que considero más un cumplido que una ofensa. Su risa es una recarga de batería para mi cuerpo una vez que me envuelve los hombros pegándose más a mí. Podría separarla al sentir de nuevo ese aroma de caminante, pero no lo hago por el simple hecho de que se trata de Melody.

—No voy a negarlo esta vez. Lloré al creer que no te volvería a ver— confieso.

Se separa de mí y cruza la habitación.

—¿Tan rápido perdiste las esperanzas? — cierra la puerta de la habitación riéndose a lo bajo y ahí mismo se quita la playera manchada de sangre y quizás también de lodo quedando solamente en corpiño.

—No, pero tenía miedo ¿Acaso no tuviste miedo luego de escapar de la prisión?

—Nop— su respuesta me desconcierta. Mis rasgos del rostro dejan de forzar el optimismo. Casi la desconozco cuando contesta con indiferencia colocándose una playera que pudo haberle pertenecido a una mujer. Rompo la gran distancia solo para confirmar si ya no tiene ese aroma amargo —Michonne y yo pasamos estos días en el bosque. No tuve tiempo de llorar o tener miedo. Apenas ayer pude dormir en un maldito auto y ni si quiera tuve un sueño decente porque Michonne empezó a tener pesadillas.

—¿Y tampoco extrañas a los demás? — me atrevo a preguntar con algo de miedo, no sé si de ella o de la respuesta o de ambas.

—Pss, claro que sí— se relame los labios acomodándose las orillas de la playera. Impidiendo a su cuerpo demostrar algo de vulnerabilidad —Me lo preguntas como si no tuviera corazón. Claro que los extraño, pero no puedo hacer nada. Lo único a lo que debemos de enfocarnos es a sobrevivir.

Conozco perfectamente sus mecanismos de defensas: evita el contacto visual, habla sin filtro y se mueve con inquietud. Todos esos factores los manifiesta ahora mismo, sin embargo, no la contradigo. Puedo imaginarla llorando a escondidas de Michonne o desesperándose al no poder controlar los temblores. Ella es mucho más rígida a diferencia de mí y muchas veces quise ser similar, por ser tan valiente...pero ahora, solo me doy cuenta que se está haciendo daño al ocultarlo.