CAPÍTULO 25

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De un riesgo a una muestra

Los golpes débiles provenientes del otro lado de la puerta provocan que Carl y yo nos separemos de Rick rápidamente sorprendidos por la llegada del peligro. No hace falta ser inteligente para saber que se tratan de caminantes, pues cada golpe es débil y arrastrable por toda la entrada del otro lado. Lo único que me tranquiliza, es ver el nudo reforzado que Carl hizo la noche pasada.

—¿Qué hacemos? — pregunto acercándome a la puerta para ver por la perilla y comprobar las sospechas con cuidado de no pisar o aplastar la cara de Rick —Sí son caminantes.

Susurro bajándome del sillón con cuidado.

—Podemos encargarnos de eso.

Sin agregar otra cosa recorre la casa con zancadas pesadas sobre el suelo de madera. Lo llamo en susurro corriendo por donde se ha marchado curiosa de lo que piensa hacer. Deshace el nudo del cable que yo misma reforcé, abre paso por la segunda puerta de servicio con mucho cuidado dejando que la brisa del medio día empiece a acariciarnos. Se sabe que los caminantes están cerca porque el aroma a putrefacción no tarda en envolver nuestras fosas nasales.

Carl recorre la orilla de la casa hasta salir al porche principal quedando a un lado del jardín. Distingo a los dos caminantes que continúan golpeando la puerta sin cansancio insistiendo en entrar para devorarnos. Desde mi lugar observo los alrededores asegurándome que solo sean ellos dos. Carl avanza hacia adelante sacando el arma de su funda de pierna, rápidamente tomo su antebrazo con fuerza desconcertada de aquella acción.

—No hagas una locura, Carl. No es el momento— le susurro tan bajo que apenas se puede distinguir mi voz.

—Tengo una idea— replica del mismo modo.

Lo único que me queda es confiar en él y seguirle la corriente, eso me hace preguntar si lo estoy haciendo como amiga o como alguien que lo ve como algo más, sea cual sea la respuesta estoy segura que no es nada bueno y menos si estamos dejando a Rick solo en una casa donde la seguridad depende de una puerta trasera y un nudo de cable desgastado.

Saco mi arma lentamente enfocada en la espalda de esos monstruos.

—Espero que en verdad sepas lo que haces o yo misma te golpearé— le susurro nerviosa cuidando en dónde voy pisando.

—¿Ahora eres Melody? — frunce el ceño tomando mi antebrazo obligando a que siga caminando cuidando la distancia entre esos dos caminantes.

Mi cuerpo se deja llevar copiando todo movimiento y pasos que emplea, su mano baja a mi muñeca logrando ponerme más nerviosa. Sacudo levemente la cabeza expulsando ese sentimiento, me obligo a concentrarme en los caminantes. Él empieza a retroceder una vez que les chifla para atraer su atención, así que lo hago también cuando esos dos cuerpos recorren el porche yendo hacia nosotros por la acera.

—¿Cuál es el plan? — me atrevo a preguntar en voz baja.

Salimos hacia la calle recorriéndola con tranquilidad verificando que los caminantes nos sigan y no se distraigan, él da vuelta y lo hago con frustración porque ha ignorado mi pregunta. La respuesta nula aumenta mi ansiedad. Recorremos pasillos que separan casas y salimos a un área verde que está por conectar hacia el bosque. Mientras avanzamos voy repasando en mi cabeza la ruta que nos lleve de regreso a casa.

Carl toma mi mano para desviarme a la izquierda y adentrarnos a otro pasillo que va directo al patio trasero de una casa. A partir de aquí el bosque inicia con algunos colores otoñales y árboles olmo. El concreto empieza a sustituirse por tierra y una capa ligera de hojas secas de los árboles hayas que decoran las orillas de la flora. El ruido crujiente de la naturaleza es más fuerte, visualizo una vez más a los caminantes parecidos a unos perros entrenados que sustituyen nuestros pasos.

• 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐄 • ||CARL GRIMES|| [𝐓𝐖𝐃] (2da edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora