• 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐄 • ||CARL GRIMES|| [𝐓𝐖𝐃] (2da edición)

CAPÍTULO 24

Miradas ruidosas

Aun cuando el camino es cada vez más largo mis esperanzas de encontrar un lugar seguro siguen siendo intensas como los rayos del sol que atraviesan las copas de los árboles. Tampoco mueren cuando las plantas de los pies empiezan a dolerme pidiendo un descanso, estoy segura que si seguimos así me crecerán ampollas, a pesar del dolor y agonía que empieza a consumirme, no menciono mi cansancio a ellos.

No quiero que caiga la noche y seguir en el bosque. Necesitamos darnos prisa para poder parar. Se me contrae el pecho al tener de vuelta ese sentimiento de miedo por imaginar volver a pasar las noches arriba de un árbol con el cuchillo en la mano. No creí volver a tener que regresar a este infierno.

Obligo a mis pies a avanzar, aunque ya no quiera, luego echo un repaso a Rick y por último a su hijo que se ha adelantado con un malhumor que ni yo puedo tolerar. Se adelanta por varios metros dejándonos atrás como si no viniéramos acompañados.

—¿Seguro que no quieres detenerte a descansar? — pregunto con esperanza de que me dé un sí como respuesta. Yo lo necesito.

Jadea intentando andar por su propia cuenta. Su cabello sigue goteando sudor del esfuerzo combinando las perlas con la sangre que sigue brotando de esas cortadas en el rostro. La tierra húmeda queda decorada por huellas profundas originarias de mis tenis y sus botines de vaquero. Es más difícil copiar al paso de Carl, pues un paso en falso y ambos podríamos resbalar.

—No. Estoy bien— responde con suficiente aire, su voz se opaca a un susurro que solo yo percibo —Debemos darnos prisa y encontrar un lugar seguro.

Siento cómo intenta apresurarse para ir al par de su hijo. Mucho esfuerzo solo hace que se queje de dolor sacando gruñidos que intenta ahogar. Quisiera aconsejarle que no gaste energía en algo como eso, sin embargo, antes de poder decir una palabra Rick se inclina hacia adelante de imprevisto a punto de caer, lo atrapo con fuerza antes de que sus rodillas puedan tocar el lodo.

El incidente despierta mi molestia hacia el castaño por ser desconsiderado en el estado en el que se encuentra su padre. Aunque me quejo al depósito de energía en el cuidado, Carl jamás se molesta en voltearnos a ver.

—Carl, despacio— Rick le ordena entre dientes intentando reincorporarse con mi ayuda. Es ignorado por el chico que continúa andando por el sendero sin curiosidad en averiguar el motivo de la petición —¡Carl, dije que pares!

Cabreado levanta la voz logrando su objetivo. Carl frena de golpe sin regresar a vernos. Hecho ganas en ayudar a mi líder en alcanzarlo hasta tenerlo hombro con hombro. Con la mano libre tomo su manga de la camisa para exigir un poco de empatía a la situación y al estado del mayor, por desgracia, no logro ver nada más que irritación en ese azulado. Aquello me desconcierta por completo.

Su padre lo toma del hombro empleando algo de peso en el chico. Observo su perfil intentando averiguar cuál fue el motivo por el que está así. No estuve en las últimas tres discusiones, solo me enfoqué en ver el camino despejado y guiarlos, por lo que mi investigación termina siendo nula a la falta de pruebas.

—Sé que estás molesto conmigo, pero no te separes. Necesitamos estar juntos y buscar comida y provisiones— se queja un poco al intentar dar otro paso, algo que Carl lo pasa por alto —Vamos a estar...

—¿" Bien"? — lo interrumpe con brusquedad con una mirada honda. Casi espeta esa palabra como si fuera un conjuro —Estamos separados de los demás, de Judith, de Maggie, de Glenn. No vamos a estar bien.

La impresión de ver esta faceta del chico me deja muda. Intento entenderlo porque al igual que él, también me duele no volver a ver a Melody o a Karina, no obstante, él no volverá a ver a su hermana menor y eso es mucho peor que cualquier otra cosa. A pesar de todo lo sucedido, mira a su padre como el causante de toda esta separación, pero ¿Quién iba a saber que El gobernador seguía con vida? ¿A quién se le pasaría por la mente que en todos estos meses estuvo creando un plan para quitarnos nuestro hogar? A nadie.