24 de junio
Después de despedir a mi abuela, me sumí en un profundo dolor que me hacía querer quedarme en casa, lejos del mundo exterior. Cada día era una lucha para levantarme de la cama y enfrentar el día. Sin embargo, había un rayo de luz en medio de toda esa oscuridad: Jude.
Desde aquella noche en la discoteca, Jude y yo habíamos conectado de una manera especial. Su presencia en mi vida se había convertido en un bálsamo para mi alma herida. A pesar de mi resistencia inicial, él seguía visitándome en casa, trayendo consigo su energía positiva y su capacidad para sacarme de mi letargo.
Hoy no fue diferente. Mientras me encontraba sumergida en mis pensamientos en casa, recibí una llamada de Jude. Su voz amigable y reconfortante me animó de inmediato. Sin dudarlo, acepté su invitación para que viniera a visitarme.
Poco después, sonó el timbre y abrí la puerta para encontrarme con Jude, con su sonrisa radiante y sus ojos llenos de preocupación y cariño. Entró en casa con un aura de calidez y positividad, como siempre lo hacía, y me abrazó con fuerza.
Pasamos el día juntos, compartiendo risas, recuerdos y algunas lágrimas también. Jude sabía cómo estar presente para mí sin necesidad de decir mucho. Su simple compañía era suficiente para levantar mi ánimo y recordarme que no estaba solo en este difícil momento.
Juntos, dimos un paseo por el jardín, disfrutamos de una taza de té caliente y simplemente nos sentamos en silencio, compartiendo la compañía mutua. En medio de mi dolor, su presencia era como un rayo de luz que iluminaba mi camino oscuro.
Después de pasar el día juntos, me sentí un poco más reconfortado, un poco más ligero. Aunque la pérdida de mi abuela seguía siendo abrumadora, el amor y el apoyo de Jude me recordaban que aún había esperanza y alegría en el mundo.
Después de despedirlo en la puerta, me quedé unos momentos más en silencio, agradecido por su amistad y su presencia en mi vida. Sabía que, pase lo que pase, él estaría allí para mí, y eso me daba fuerzas para seguir adelante, un paso a la vez.
7:40pm
llamada - numero desconocido
La llamada de la agencia de modelaje fue como un destello de luz en medio de la oscuridad que había estado sintiendo después de la pérdida de mi abuela. Me sentí emocionada y nerviosa ante la oportunidad que se presentaba
Sin embargo, antes de poder procesar completamente esta noticia, recibí la llamada reconfortante de Julián, mi amor. Su voz siempre tenía un efecto calmante sobre mí, como un bálsamo para el alma. Cuando me anunció que vendría a visitarme mañana, mi corazón dio un vuelco de felicidad.
Me inundó una sensación de gratitud profunda por tener a alguien tan cariñoso y comprensivo a mi lado. El hecho de que Julián estuviera dispuesto a dejar de lado sus propios compromisos para estar conmigo en un momento tan difícil me recordó el increíble lazo que compartíamos.
La noticia de que había pedido permiso para ausentarse de sus entrenamientos me llenó de un calor reconfortante. Sabía lo dedicado que era Julián a su carrera como atleta, y el hecho de que estuviera dispuesto a hacer ese sacrificio por mí me hizo sentir increíblemente especial.
Después de colgar, me quedé reflexionando sobre la suerte que tenía de tener a Julián a mi lado. Sentí una mezcla de emociones: esperanza por las oportunidades que se avecinaban, alegría por la visita de Julián y un profundo agradecimiento por el amor y el apoyo que recibía en un momento tan difícil de mi vida.
Con un corazón más ligero y una sensación renovada de optimismo, me preparé para enfrentar el día siguiente. Sabía que, con Julián a mi lado, sería capaz de superar cualquier desafío que la vida me pusiera por delante.