maratón
8/10
El estadio estalló en un alboroto de celebración cuando Jude marcó el gol, aumentando la ventaja del equipo. Mientras los aficionados coreaban su nombre y ondeaban las banderas del equipo, mi atención estaba completamente centrada en Jude. Cuando lanzó un beso en mi dirección, sentí que todo a mi alrededor se detenía por un momento.
Me ruboricé intensamente al ver que los aficionados también me miraban, algunos con sonrisas y otros con gestos de sorpresa. Me sentí abrumada por la atención, pero al mismo tiempo, una cálida sensación de afecto y orgullo inundó mi corazón. Saber que Jude me incluía en sus momentos de triunfo me llenaba de felicidad y gratitud.
A pesar del rubor en mis mejillas, no pude evitar devolverle la sonrisa a Jude, sintiendo una conexión especial entre nosotros en medio de la multitud y el ruido del estadio. Nuestros ojos se encontraron por un instante, compartiendo un momento de complicidad y alegría.
Mientras el partido continuaba y la emoción en el estadio seguía en aumento, me quedé allí, apoyando a Jude desde las gradas con todo mi corazón. Sabía que este día quedaría grabado en mi memoria como uno de los más especiales, un día lleno de amor, emoción y el orgullo de ser parte de la vida de alguien tan increíble como Jude.
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Después del gol de Jude, el partido continuó con un ritmo frenético. Los jugadores del equipo rival intensificaron sus esfuerzos para tratar de igualar el marcador, mientras que el equipo de Jude defendía con determinación su ventaja.
Desde las gradas, podía sentir la tensión en el aire mientras los minutos pasaban y el partido llegaba a su fin. Cada jugada era recibida con gritos y aplausos de los aficionados, que estaban completamente entregados al emocionante encuentro.
A medida que se acercaba el final del partido, la emoción en el estadio alcanzó su punto máximo. Los aficionados estaban al borde de sus asientos, esperando el pitido final que confirmaría la victoria del equipo de Jude.
Finalmente, el árbitro sonó su silbato, anunciando el final del partido. El estadio estalló en una ovación ensordecedora, con cánticos y aplausos llenando el aire. Los jugadores del equipo celebraron en el campo, mientras que los aficionados vitoreaban y agitaban sus banderas con orgullo.
Jude se acercó a la tribuna, buscándome entre la multitud. Nuestros ojos se encontraron una vez más, y en ese momento supe que este día sería uno que nunca olvidaría. Era un día lleno de emociones, victoria y amor, y estaba agradecida por ser parte de él junto a Jude.