Al llegar a casa, la atmósfera se llenó de calidez y alegría al ver a Julián ser recibido por mi familia. Todos se acercaron con sonrisas en sus rostros y manos extendidas para darle la bienvenida.
"Mira quién está aquí", exclamó mi madre con entusiasmo mientras abrazaba a Julián. "¡Qué alegría verte de nuevo!"
Julián respondió con una sonrisa igualmente radiante. "¡Hola a todos! Siempre es un placer estar aquí", dijo con sinceridad mientras estrechaba las manos y saludaba a cada miembro de mi familia.
Mi padre se acercó con una expresión de complicidad. "¿Cómo estuvo el viaje?" preguntó, mostrando interés genuino en la respuesta de Julián.
"¡Muy bien, gracias!" respondió Julián con entusiasmo. "El vuelo fue suave y rápido, y estoy emocionado de estar aquí".
Mi hermano también se unió a la conversación, haciendo preguntas sobre el futbol y compartiendo anécdotas divertidas sobre nuestras experiencias juntos.
Mientras observaba la interacción entre Julián y mi familia, sentí un profundo sentido de gratitud y felicidad. Verlos llevándose tan bien me recordaba lo afortunada que era de tener a alguien como Julián en mi vida, alguien que no solo me amaba a mí, sino que también era aceptado y apreciado por mi familia.
Después de un rato, nos sentamos juntos en la sala de estar, compartiendo risas y recuerdos mientras disfrutábamos de la compañía unos de otros. La conversación fluía fácilmente, llena de cariño y camaradería.
Al escuchar el timbre, sabía que mi familia estaba ocupada en la cocina preparando la cena para Julián y para nosotros. Julián se levantó rápidamente y fue a abrir la puerta, pero la sorpresa vino cuando se encontró con Jude Bellingan sosteniendo un ramo de flores para mí.
Sentí un nudo en el estómago al ver la expresión de sorpresa en el rostro de Julián. Traté de calmar la situación dejando pasar a Jude y recibiendo las flores con una sonrisa agradecida.
"¡Hola, Julián!", saludó Jude con su habitual alegría, aunque noté una pizca de tensión en el ambiente. Julián respondió con cortesía, pero pude ver que se sentía un poco molesto por la situación.
Intentando aliviar la incomodidad, mi madre invitó a Jude a quedarse y unirse a nosotros para la cena. Aunque era evidente que la atmósfera se había vuelto un poco tensa, tratamos de seguir adelante con la cena lo mejor posible.
Durante la cena, la conversación se volvió un poco forzada y la tensión era palpable. Jude trató de hacer algunos comentarios ligeros para romper el hielo, pero no lograron disipar por completo la incomodidad en el aire.
Finalmente, después de la cena, Jude se despidió y se fue. Pude sentir un suspiro de alivio en la habitación cuando cerró la puerta detrás de él. Aunque estaba agradecido por su gesto y aprecio, la situación había sido un recordatorio de lo complicadas que pueden ser las relaciones a veces.
La tensión en la habitación era palpable mientras Julián y yo discutíamos sobre la situación con Jude. Me sentía atrapada entre dos personas importantes en mi vida, y la perspectiva de perder a cualquiera de ellas me llenaba de ansiedad.
"Creo que te estás dejando llevar por los celos, Julián", respondí, tratando de mantener la calma a pesar de la creciente frustración. "Jude es solo un amigo, y aceptar sus flores no significa que tenga algún interés romántico en mí".
Julián frunció el ceño, claramente molesto por mi respuesta. "Pero no puedo evitar preocuparme, Emily", replicó, su tono lleno de preocupación y desconfianza. "Siento que algo no está bien aquí. No confío en él".
La pelea comenzó a intensificarse a medida que nuestras emociones se desbordaban. Yo defendía mi amistad con Jude, tratando de explicar que no había nada más que eso, mientras que Julián expresaba sus preocupaciones y temores sobre lo que podría pasar si nos quedábamos cerca de él.
"No puedes decirme quién puede ser mi amigo y quién no, Julián", respondí con firmeza, mis propias emociones burbujeando bajo la superficie. "Tienes que confiar en mí y en nuestra relación".
Julián se puso a la defensiva, sus palabras saliendo en un torrente de frustración y ansiedad. "Solo quiero protegerte, Emily", insistió, su voz temblando con la intensidad de sus sentimientos. "No quiero perderte por culpa de alguien como él".
La pelea continuó durante lo que parecieron horas, cada uno de nosotros aferrándonos a nuestras posiciones con terquedad. Las palabras se volvieron más agudas, los argumentos más acalorados, y el dolor en el corazón creció con cada intercambio.
La vibración del teléfono me sacó de mis pensamientos y me encontré con un mensaje de Jude. Mis manos temblaban ligeramente mientras leía sus palabras, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación por lo que pudiera decir.
"Hola, Emy", comenzó el mensaje de Jude. "Hola, Jude", respondí con un suspiro de alivio, agradecida de que nuestra conversación comenzara de manera amigable.
Jude continuó explicando que no sabía que Julián iba a estar presente y que había querido traerme flores como muestra de amistad, no como un gesto romántico. Sentí un alivio instantáneo al escuchar sus palabras y le aseguré que todo estaba bien, que solo había sido una pequeña pelea sin importancia.
"Lo siento, Emy", escribió Jude con sinceridad. "No quería causar ningún problema entre tú y Julián".
"No te preocupes, Jude", respondí rápidamente. "Todo está bien, de verdad".
Después de aclarar el malentendido, la conversación tomó un tono más ligero. Jude me preguntó cómo me había ido en la entrevista y, con una mezcla de emoción y nerviosismo, le conté que la había aceptado y que me quedaría a vivir en España.
"¡Eso es increíble, Emy!", respondió Jude con entusiasmo. "Estoy muy feliz por ti. Será genial tenerte más cerca".
La tensión de la pelea con Julián comenzó a desvanecerse mientras hablaba con Jude, y me sentí agradecida por su amistad y su apoyo en este momento emocionante de mi vida.
Después de despedirme de Jude, regresé a mi habitación con una sonrisa en el rostro. Sabía que habría mucho que discutir con Juliána.