maratón 4/10
Después de despertar con un dolor de cabeza que parecía retumbar en mi cabeza, miré alrededor de la habitación con precaución, tratando de ubicarme en la realidad. La luz del amanecer se filtraba por las cortinas entreabiertas, bañando la habitación en tonos suaves y cálidos.
Fue entonces cuando noté a Jude dormido a mi lado, con la cobija apenas cubriendo su cuerpo. Me miró con una sonrisa perezosa en el rostro, y supe que recordaba perfectamente la noche anterior. Aunque estaba desnuda y solo las sábanas me cubrían, no sentí vergüenza ni arrepentimiento por lo que había sucedido.
"¡Hola, Emily! ¿Cómo amaneciste?", preguntó Jude con una risa juguetona en su voz mientras se acercaba más a mí.
"Supero el dolor de cabeza, pero nada grave", respondí entre risas, sintiéndome más relajada ante su presencia.
Jude me rodeó con un brazo, atrayéndome hacia él mientras me daba un dulce beso en los labios. "Yo también amanecí bien", dijo con una sonrisa traviesa. "Y esta vista tan linda al amanecer no tiene comparación", agregó.
Mis mejillas se colorearon ligeramente mientras compartíamos una risa cómplice, disfrutando del momento juntos en la calidez de la mañana.
Después de preparar el desayuno, llamé a Jude para que se uniera a mí en la mesa. Mientras disfrutábamos de una comida tranquila juntos, supe que había algo más en su mente cuando mencionó el partido del día siguiente.
"Emily, mañana tengo un partido y quiero que estés ahí", dijo Jude, su tono serio pero con un brillo de emoción en sus ojos.
Asentí con una sonrisa, sintiéndome halagada por su deseo de que estuviera presente en un momento tan importante para él. "Por supuesto, estaré allí para apoyarte", respondí con sinceridad. "No me lo perdería por nada del mundo".
Jude sonrió con gratitud, su expresión iluminada por mi respuesta. "Gracias, Emy. Significará mucho para mí tenerte allí en las gradas", dijo con un brillo de anticipación en su voz.
"Estoy emocionada de verte jugar", le aseguré, sabiendo que mi apoyo significaba mucho para él.
Continuamos desayunando juntos, compartiendo pequeñas conversaciones y risas mientras nos preparábamos para el día por delante. A medida que el sol brillaba a través de la ventana, sentí una sensación de conexión y complicidad entre nosotros, fortaleciendo aún más nuestro vínculo.
Después de terminar nuestro desayuno, nos levantamos de la mesa con una sensación de anticipación por lo que el día siguiente traería. Jude se despidió con un beso en la boca, agradeciéndome nuevamente por estar a su lado.
Con una sonrisa en el rostro, me preparé para el día .