CAPÍTULO TREINTA Y TRES

144 22 13
                                    

27 de septiembre de 1996, Túneles de Santiago

Lear intentó memorizar el camino hacia la guarida de la Antigua mientras seguía a esta y a su sirviente, pero fue incapaz. Estaba demasiado cansado, preocupado y asustado. Además, cargaba a Ezequiel en su espalda. El niño seguía inconsciente, lo que debería haberlo preocupado, pero sentía su tranquila respiración contra su nuca a cada paso. «Es mejor así», pensó, «necesita descansar». Le preocupaba más Zacarías, que caminaba a su lado, bien agarrado de su viejo abrigo, con la vista clavada en el piso y la llama que iluminaba el camino de ambos brillando en su mano derecha. No se quejaba, pero Lear sabía bien que esa experiencia se quedaría grabada en sus recuerdos para siempre. Todo lo que estaba viviendo iría horadando su mente infantil hasta dejarle huellas que le provocaría pesadillas durante el resto de su vida.

Frente a ellos caminaba el sirviente de la Antigua. Lear lo recordaba bien. ¿Cómo olvidarlo? Después de todo había sido él quien lo había encontrado en los túneles años atrás, quien lo dejó inconsciente y luego lo trasladó al mismo lugar al que se dirigían ahora. También había sido el encargado de alimentado durante los días que estuvo secuestrado. Nunca fue violento con él, pero Lear recordaba haber temblado cada vez que escuchaba su voz o veía su enorme silueta acercarse. Nunca pudo ver bien su rostro, ya que parecía arreglárselas para estar siempre en penumbras, así que durante el tiempo que siguió a su rapto rellenó ese hueco de muchas formas, con facciones cada vez más grotescas. Ese día tampoco había podido ver bien su rostro y de nuevo se preguntó cómo podía existir un ser así.

Durante su secuestro, en uno de los interrogatorios que la Antigua le hacía, se atrevió a preguntarle qué tipo de ser era su sirviente. Ella lo había mirado fijamente, provocándole una sensación corporal que iba más allá de un escalofrío.

—Es un gólem.

—Gólem —había repetido Lear, saboreando las letras que componían la palabra. Las sílabas despertaron ecos en su memoria, como si no fuera la primera vez que la escuchaba o que la pronunciaba. No era la primera vez que le ocurría; muchas veces, desde que su cuerpo y su alma le pertenecían a la Logia de las Ánimas, tenía la sensación de que en su cabeza había una puerta que le era imposible abrir, pero a la cual algo o alguien golpeaba desde el otro lado de vez en cuando.

Le fue imposible contener su curiosidad, así que a pesar de su miedo, se atrevió a preguntarle a la Antigua qué era un gólem. Por unos segundos, al contemplar el rostro de la mujer, pensó que no le respondería, pero tras el silencio vino la respuesta. Y el conocimiento. Le contó que los gólem eran seres creados por sabios expertos en la cábala, hechos a partir de barro o arcilla y vueltos a la vida gracias a una palabra escrita en su frente.

Desde ese día, los interrogatorios de la Antigua se habían transformado poco a poco en diálogos. Él respondía las preguntas de ella y ella las de él. Lear, a pesar del miedo, había aprovechado al máximo esas oportunidades. Después de todo, el tiempo que había pasado en la Logia no lo habían preparado ni un poco para lo que estaba viviendo y aprendiendo. Conocía bien los túneles y había visto cosas de pesadilla durante toda la vida que podía recordar, pero la Antigua y su siervo estaban más allá de eso. Escapaban incluso a la comprensión y al poder de la Logia. Por ese motivo, quizás, sintió que haber sido encontrados por ellos en ese momento era lo mejor que les pudo haber pasado.

—Lear...

Miró hacia su derecha, hacia donde estaba Zacarías. Quiso acariciarle la cabeza, pero temía soltar a Ezequiel y que este se cayera.

—¿Qué pasa?

—¿Cuánto falta para...?

—No mucho —mintió. O más bien, habló sin saber. Ya había perdido la noción del tiempo y la distancia, además de desconocer por completo la ubicación de la guarida de la Antigua. En su anterior «visita» había hecho el viaje inconsciente, igual que Ezequiel—. Gracias por alumbrar nuestro camino —añadió.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 27 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Santiago del Nuevo Extremo (Trilogía de la APA II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora