Capítulo VIII

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𝙴𝚕 𝚐𝚛𝚊𝚗 𝚍𝚒́𝚊
𝚂𝚎𝚖𝚊𝚗𝚊: 𝙼𝚒𝚎𝚛𝚌𝚘𝚕𝚎𝚜
𝙷𝚘𝚛𝚊: 10:11𝚊𝚖

Varios golpes en la puerta me despertaron, abrí mis ojos lentamente y mire el reloj que estaba en mi mesita de noche eras las 10 de la mañana.

Me levanté perezosamente para ver quién era, al llegar a la puerta, la abro lentamente y...

-Pensaba que estabas muerta- dice con un sonrisa de oreja a oreja

Era Irene con la bandeja del desayuno.

-Buenos días Irene- bostezo

-Buenos días, te traje el desayuno hasta acá porque se que no querrás bajar- acerca la bandeja hacia a mí

-¿Por qué lo dices?- digo confundida

-Pues.. está Nahomi leyendo unas revistas en la cocina y Joel viendo televisión- dice penosamente

La verdad no quería bajar, es cierto, por lo que pasó ayer no los quería ver, pero a la vez no quiero estar encerrada acá en el cuarto, tenía pensado en ir a visitar a Karina.

-Tienes razón, pero no voy a estar todo el tiempo acá en el cuarto, iré a visitar a una amiga del trabajo- le sonrió

-Bueno, está bien pero, una pregunta- dice confundida

-Dime

-¿Hoy no tenías que ir al trabajo?

-A eso, pues sino sabías Joel es él jefe, me mandó un mensaje a las 5:30am para decirme que hoy lo tomará libre y que hiciera lo que tenga hacer y..

Irene no lo sabía porque tenía la boca entre abierta y me miraba impactada.

-¿Joel es tu jefe? Cada día está casa me sorprende con sus cosas- dice horrorizada.

-¿Que te puedo decir?- me encojo de hombros.

-Bueno, entonces toma el desayuno, arréglate y sal a despejar esa mentecita- lleva un mechón de mi cabello a la oreja.

Le sonrió de oreja a oreja.

-Gracias Irene- tomo la bandeja del desayuno.

Ella asiente y cierra la puerta.

Di media vuelta para ir a la terraza, ví el desayuno y la verdad se veía muy bien, era panqueques con miel, huevos revueltos, fresas con chocolate, pan tostado y una taza de café. La verdad no tenía hambre, es raro en mi que en las mañanas no quiera comerme el desayuno, pero, debo hacerlo a juro, porque sino me debilitó y pues ya saben lo demás cuando una persona no desayuna, se le baja la tensión bla bla bla.

Antes de desayunar (a juro), quería saber si a Karina también le habían dando el día libre hoy, la busque en mis contactos y le marqué.

Primer pitido.

Nada.

Segundo pitido.

Nada.

Iba a colgar, pero ya al tercer pitido me respondió.

-¡Buenos días! ¿Cómo amanece la bella durmiente?

Sonreí

-Buenos días Kari, amanecí bien y ¿tú?

-La verdad súper bien, ya que mi jefe me dió el día libre y estoy acá en la piscina con mi abue, ¿sabes? fui a buscarte, pero, una chica cabello amarillo, ojos...

-Nahomi, si, ¿qué paso? ¿qué te dijo?- La interrumpo

-No pues, me dijo que estabas dormida, pero que de todas maneras si tenía algo que decirte, que lo dejara con ella y después te avisaba a tí cuando te levantaras, ¿no te dijo nada?- dice confundida.

Todo tiene su TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora