Capítulo XXXIV

4 1 0
                                    


𝙽𝚘 𝚍𝚎𝚓𝚘 𝚍𝚎 𝚙𝚎𝚗𝚜𝚊𝚛 𝚎𝚗 𝚎𝚕𝚕𝚊...
𝙷𝚘𝚛𝚊: 11:18𝚙𝚖
𝙳𝚒́𝚊: 𝙳𝚘𝚖𝚒𝚗𝚐𝚘 (𝙵𝚒𝚎𝚜𝚝𝚊 𝚊𝚗𝚝𝚎𝚛𝚒𝚘𝚛)

★ Eliot ★

Dara... Solo con besarla ya me había marcado de por vida. Cómo si estuviera atado a ella. Amaba todo de ella: su mirada, su boca, su cabello largo y sedoso, su aroma, su forma de ser, su personalidad, su voz, su cuerpo. ¡Dios! Han pasado meses y está más buena, en forma.

Se que la cagué, lo reconozco y soy un maldito idiota. Pero se que no amo a Nadia. Estoy loco por una morena, ojos color chocolate y esos labios carnosos que tanto me tienen loco. No puedo apartar la mirada de ella. Estaba vestida con esos jeans que tanto me encantan, muestra un poco su trasero, una camisa que deja ver su pequeña cintura, sus converse negras, sus favoritas y tenía su cabello a una trenza. Ay Dara ¿Cómo puedo sacarte de mi cabeza?

No escuchaba lo que decía Adriel. Solo estaba observando medio embobado a esa chica, esa chica que tanto deseo. Veo que Joel le extiende una mano a Dara y ella baja la mirada avergonzada ¿Que pasa ahora? Veo hacia la tarima, Adriel mira fijamente la mesa donde están ellos. Cuando vuelvo otra vez la vista hacia la mesa, Joel tenía en su hombro a Dara. Ella golpeaba su hombro y no sé, pero sentí celos y me levanto de golpe. Cuando doy un paso, alguien me toma de la muñeca.

-No hagas ninguna estupidez Eliot o tu madre no le gustará- dice en un tono amenazador camuflajeado en un tono dulce.

Desde que Nadia le dijo a mi madre que estaba embarazada, mi madre salto de alegría y nos felicitó a ambos. Me dijo que no hiciera ningún escándalo en volver hacia Dara, obviamente lo dijo en otra forma que me cayó tan mal. Me trague toda la rabia y no dije nada. Obviamente Nadia está mintiendo. Una sola vez me acosté con ella y use un preservativo. Pero supuestamente la señorita Nadia dijo que pudo romperse y que hubo posibilidad de que quedó embarazada de mí. Busque en la papelera del baño el condón, pero ella ya lo había sacado la basura. Igual me mostró un exámen de embarazo y salió positivo. No estoy convencido de toda está mierda, si piensa que me amarrara con un bebé, está equivocada. Voy a mover cielo y tierra para descubrir está falsa mentira.

Tomo asiento y me suelto del agarre de Nadia. Ella me fulmina con la mirada y posa la mirada en la tarima.

-No se que tiene ella que no tenga yo- la mira con disgusto.

Me hierve la sangre cuando la mira de esa forma. Me acerco a ella y tomo su mandíbula sin ninguna pizca de delicadeza. Sus ojos esmeraldas muestran un poco de rabia, tristeza, frustración, dolor, envidia, de todo un poco. Paso mi dedo pulgar por su labio inferior y hago un poco de presión.

-¿Sabes lo que ella tiene que tú no tengas, Nadia?- le pregunto mientras veo que de su labio empieza a brotar sangre -Inteligencia, bondad, humildad, belleza natural- remarcó eso último con vehemencia, sabía que ese era su punto débil -Cosa que tú no tienes- sus ojos se llenan de lágrimas -¿Prosigo? Porque me falta por nombrar, te dije lo principal- sonrió.

Ella niega con la cabeza. Aparto mi mano de su mandíbula, como si me quemará. Toma una servilleta y se lo lleva a su labio inferior. Saca un pañuelo de su bolso y se limpia algunas lágrimas que se le habían escapado.

Nadia. Hija de mami y papi. Llena de regalos, de lujos, muuuuy consentida. Le gusta llamar la atención con su ropa, maquillaje y autos deportivos. Me da asco ese tipo de chicas. En vez de pensar con la cabeza piensa con la parte de abajo.

Veo que Dara acompaña a Karina hacia la tarima. Veo a la pelinegra tensa, se que habla demasiado y me da dolor de cabeza, pero la quiero, es una gran amiga y compañera de trabajo. Veo que Dara la consuela y se gira hacia la escaleras mientras sube.

Todo tiene su TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora