Capítulo XXIV

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𝙷𝚘𝚜𝚙𝚒𝚝𝚊𝚕
𝚂𝚎𝚖𝚊𝚗𝚊: 𝙼𝚒𝚎𝚛𝚌𝚘𝚕𝚎𝚜
𝙷𝚘𝚛𝚊: 8:01𝚙𝚖

Le había explicado un poco a Elias y a mi madre lo que estaba pasando, ellos entendieron de inmediato y ambos me dieron un abrazo de oso antes de irme. Elias se ofreció de llevarme al aeropuerto, se lo agradecí inmensamente. Mientras bajaba las escaleras estaba buscando el contacto de Angelo, pero su nombre apareció en la pantalla. Me estaba llamando ¿Ya lo sabe? Llevo el teléfono a mi oreja.

-¿Angelo?

-Hola Querida ¿Estás lista? Joel me contó un poco la situación de Tata.

-Si, estoy lista. Pero ¿Habrá vuelo a esta hora?- voy a la nevera en busca de una botella de agua.

-Oh, hablando de eso...- se ríe bajo.

-¿Que pasa?- digo confundida.

-Está vez no nos iremos en un Avión, Querida.

-No entiendo ¿Cómo que no...- me detengo de golpe y maldigo bajo -No me digas que iremos en un...-no termino la palabra.

-Oh sí.

-Ay no- digo irritada

-Oh sí- empieza a reírse.

-Mataré a Joel en cuanto llegue a Francia- tomo la botella de agua y cierro la nevera con brusquedad.

-Ten piedad, Querida- escucho que rueda una maleta.

-¡Claro que no! Le dije desde un principio que quiero ir en un vuelo normal, como persona normal ¡Agh! Odio ser pobre- camino hacia la salida de la casa.

-¿Y que tiene de malo ir en un jet privado? Para mí es sensacional y genial.

-¿Sabes cuál es mi deseo en la vida?- me detengo en la entrada de la casa.

-¿Cuál?- pregunta ansioso esperando mi respuesta.

-Buscarme un Sugar Daddy multimillonario, casarme con él, esperar que se muera y bañarme en su dinero- bajo las escaleras de la casa.

Escucho una gran carcajada al lado de la línea -Me hiciste la noche. Pero es necesario ir en ese jet, Querida, no hay vuelos.

-Qué Joel le de gracias a Dios- ruedo los ojos.

-¿Te espero?

-Un amigo nos dara un empujoncito hasta el aeropuerto ¿Te molesta?

-No, Querida. Hay que aprovechar las oportunidades- sentí que guiñó el ojo.

-Está bien, ya voy en camino- cuelgo.

Meto mi teléfono en los bolsillos de mi pantalón y me acerco para abrazar a mi madre. No quiero irme, pero una parte de mi, quedó ya grabada en Francia.

-Te voy a extrañar mucho mucho mucho- me estruja un poco más.

-Desearía que te fueras conmigo- suspiro.

Ella se aleja un poco y me mira triste - Sabemos muy bien que yo no quiero irme de mi país, hija- lleva un mechón de mi cabello detras de mi oreja.

Bajo la mirada.

-Ey, no estés tristes- acuna mi rostro -Se que volverás, otra vez.

-¿Y si no, mamá?- la miro fijamente.

-No seas negativa. Vendrás nuevamente pero, con un esposo maravilloso y con mis 8 nietecitos- me sonríe tiernamente

Abro los ojos como platos -¿¡8!? ¡Mamá!

Todo tiene su TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora