Capítulo XXXI

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¿𝙿𝚊𝚗̃𝚊𝚕𝚎𝚜 𝚘 𝙲𝚘𝚗𝚍𝚘𝚗𝚎𝚜?
𝙷𝚘𝚛𝚊: 5:30𝚙𝚖
𝚂𝚎𝚖𝚊𝚗𝚊: 𝙳𝚘𝚖𝚒𝚗𝚐𝚘.

Varios toques en la puerta me despiertan. Me estiró y veo la hora en la mesita de noche, son las 5:30 de la tarde. Creo que dormir fue la mejor idea. Pol estaba durmiendo a mi lado, se veía tan tierno. Me levantó con sumo cuidado de la cama para no despertar a mi hijo perruno. Camino hacia a la puerta y lo abro. Karina estaba pálida y muy nerviosa. Pasa por mi lado para entrar a la habitación.

–Mierda– masculla.

¿Que?

Cierro la puerta y me giro para verla. Está camino de un lado a otro en mi habitación. ¿Ahora que pasa?

–Karina ¿estás bien?– enarco una ceja.

Me mira fijamente, iba a decir algo, pero sus ojos se llenan de lágrimas y empieza a llorar.

Oh oh.

Me acerco a ella y la abrazo. Ella lo corresponde y llora en mi hombro. ¿Que pasa?

Me separó un poco y acuno su rostro.

–¿Que paso? ¿Te sientes bien?– analizo su rostro.

Ella niega con la cabeza.

–¿Joel te hizo algo?

Vuelve a negar.

–¿Entonces que pasa? Habla mujer, me estas asustando– seco su rostro.

Ella cierra los ojos y me extiende con ambas manos una prueba de embarazo.

Oh oh.

No puede ser.

Está...

Lo tomo y veo dos rallitas rojas. Nunca supe cómo funcionaba estás cosas. Respiro profundamente y la miro fijo.

–Kari ¿estás embarazada?– susurro.

Ella asiente lentamente.

La verdad no sé que decir, pero sentí una alegría inexplicable y sonrío de oreja a oreja. Kari me mira confundida. No puedo creerlo, ¡JOEL SERÁ PAPÁ!

–¿Joel lo sabe?– digo entusiasmada.

Ella baja el rostro y niega con la cabeza.

Pero ¿que?

–¿Por qué no le haz dicho?– le bajo dos a mi emoción.

–Joel me dijo claramente que no quiere ser padre aún, que eso le haría perder el tiempo– su voz se quiebra.

Joel, siempre de rata.

–Pero quien quita que él se emocioné al saber que tendrá un hijo con la mujer que ama tanto– agarro sus manos.

Ella vuelve negar con la cabeza y me mira con mucho dolor.

–Dara, no me siento preparada para ser madre. Quiero tener hijos a los 30– susurra.

–¿Y que te llamen abuela? si claro– niego con la cabeza divertida.

Me fulmina con la mirada.

–Ok ok, perdón– suspiro –Se que no quieres en estos momentos ser madre, Karina, pero sería muy triste que abortes a ese pequeño ángel que muy pronto conocerá el mundo exterior y a una madre muy genial– le sonrío con ternura.

Hace una mueca.

–Si quieres te ayudo. Puedo darte algunas instrucciones de como, comer saludable y otras cosas. O la otra opción, ir a un pediatra– hundo los hombros.

Todo tiene su TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora