Capítulo XXXV

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𝙽𝚎𝚌𝚎𝚜𝚒𝚝𝚘 𝚝𝚒𝚎𝚖𝚙𝚘.
𝙷𝚘𝚛𝚊: 3:05𝚙𝚖
𝚂𝚎𝚖𝚊𝚗𝚊: 𝙻𝚞𝚗𝚎𝚜 (𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚎)

★ 𝙳𝚊𝚛𝚊 ★

Estaba en la entrada de la casa Russo. Nadie sabe que iba a tener una charla con Eliot. Es mejor así, no quiero crear tanto escándalo. Unos minutos después a lo lejos, veo un Mazda Miata color negro, de él sale un chico alto y en forma. La camisa negra, mangas largas y cuello de tortuga, estaba muy ajustado a sus brazos, espalda y pechos. Está un poco...

O más...

Exacto, o más en forma.

Uys, comible.

Sacudo la cabeza y me pongo de pie.

Empiezo a caminar un poco... nerviosa. ¿Por qué lo estoy?

Porque es el Papito de Eliot.

Ruedo los ojos y alejo esos pensamientos.

Está de espaldas. Veo que saca su móvil. Oh me va a llamar.

-Hola- lo saludo en un susurro, ya cerca de él.

Él se gira y se quita las gafas oscuras que cubren sus hermosos ojos esmeralda. Soy yo o ¿estás más guapo de lo habitual? Sonríe al verme y rodea al auto.

-Hola- me saluda un poco nervioso.

Silencio.

Incómodoooo.

Él carraspea.

-Tengo un obsequio para tí- me toma una mano.

-¿Para mí?- lo miro incrédula.

Asiente y abre la puerta del auto. Me suelta la mano con delicadeza, como si tuviera miedo de lastimarme ¿Ok? Veo que saca del asiento de copiloto un ramo de tulipanes azules y una caja de chocolates.

Llevo ambas manos sobre mi boca y ahogó un grito de emoción.

-Eliot...- tomo el ramo -Son...- mis ojos se llenan de lágrimas -¿Pero cómo...- lo miró fijamente.

Lleva mi mano a mi mejilla y retira una lágrima delicadamente.

-Creo que tuve un poco de ayuda- sonríe de lado.

Karina y Nahomi. Se que fueron ellas. Solo ellas saben mis gustos.

Niego con la cabeza divertida.

Entonces en unos segundos mi cabeza hace click. Recordé que pronto será padre, bueno es padre. Toda la emoción de esfumó al instante.

-Gracias- agradezco secamente.

Eliot se da cuenta porque se tensa.

-Aquí no podemos hablar- me señala el asiento de copiloto -Vamos a otro lugar.

¡Ni loca iré al departamento! No quiero verme a la ramera.

Cómo si Eliot leyó mis pensamientos, me sonrió.

-No vamos al departamento, iremos al parque. Sube.

Suspiro y me adentro al auto. El cierra la puerta y hace lo mismo. Enciende el motor y arranca.

El silencio que había reinado, no era incómodo. Era agradable.

-¿Quieres escuchar música?- me pregunta para romper el silencio.

Lo miro de reojo y lo noto... ¿nervioso? Que extraño.

-Si ¿puedo elegir?- busco mi cable USB en mi cartera.

Todo tiene su TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora