Capítulo XXIII

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𝙵𝚛𝚊𝚗𝚌𝚒𝚊 - 𝙿𝚊𝚛𝚒́𝚜
𝚂𝚎𝚖𝚊𝚗𝚊: 𝙼𝚊𝚛𝚝𝚎𝚜
𝙷𝚘𝚛𝚊: 2:30𝚙𝚖

La casa por fuera se veía destruida, abandonada, pero por dentro estaba un poco arreglada. La madre de Elena al verme, sus ojos se llenaron de lágrimas y se alegro mucho. No paraba de abrazarme y darme muchos besos en la mejilla. Me recibió con mucho gusto. Elias de vez en cuando le decía a su madre que se calmara un poco, pero ella no le hizo caso. Ahora estábamos en el comedor comiendo lasaña, mi plato favorito. Lo había hecho todo para mí, pero le dije que me hicieran compañía, no podía comerme todo esto yo solita. Elias no lo pensó ni dos veces y agarro una gran parte. Su madre lo golpea del hombro y me empiezo a reír.

-¿Y el señor Viñolez- tomo un sorbo de jugo.

-Está en un viaje de negocios. Hoy en la noche llega- me sonríe.

-Ya.

-¿Entonces Dara?- Elias me mira fijamente -¿Cómo te va en Francia?

-¡Oh, cierto linda! ¿Cómo te va? ¿Has conocido personas? ¿Te sientes bien allá? ¿Tienes novio?

La última pregunta me dejó fuera de base. Dejo el cubierto a un lado y tomo una servilleta.

-¿Dara? ¿Estás bien?- me pregunta preocupado.

-Emmm, si si- poso mi mirada en la mamá de Elena -Francia es hermoso. He conocido a personas maravillosas, que por cierto, antes del viernes debo volver, ya que una amiga cumplirá años. Además me siento muy bien estando allá. Y no tengo novio- me río nerviosa.

Claro que tienes. Solo que la ramera te lo quito.

Cállate conciencia.

-¿No tienes?- pregunta confundida.

-Claro que no, mamá- pasa su brazo por encima de ella -Soy difícil de olvidar- dice orgulloso.

-Claro- empiezo a reírme.

-¿Qué? Es la verdad- me guiña el ojo.

Niego con la cabeza.

-¿Adivina quién es su novia?- dice su mamá con una sonrisa.

-Mamá, por favor no...

-Katherin.

Mis ojos se abren como platos y me atraganto con la comida. Elias se lleva una mano a su rostro y su madre empieza a reírse a carcajadas.

-¿Katherin Moya?- lo miro sin poder creerlo -¿¡La chica nerd que dijiste que nunca le pondrías el ojo!?

Suspira irritado -Si, esa mis...

Me río a carcajadas y su madre se une conmigo.

Elias nos fulmina con la mirada a ambas -No entiendo la gracia. Yo también me quiero reír.

-Es que.. Es que...- me río -Un día me dijiste con cara de asco "Nunca será mi novia" y yo te dije "Nunca digas, nunca"

-Es cierto, cariño- acaricia su mejilla y se ríe.

-Ok ok, ya entendí- se cruza de brazos.

-Tú sabes que yo te quiero- le sonrío inocentemente.

-Yo te odio.

Le sonrió inocentemente. Mi teléfono empieza a vibrar, lo tomo. Es Max.

-¿Quién es?- Elias enarca una ceja.

-Un amigo- ruedo los ojos.

-Yo también fui un amigo- me mira divertido.

Le sonrió irritada y contesto la llamada -¿Hola?

Todo tiene su TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora