Capítulo XXXII

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𝙻𝚊 𝚋𝚘𝚖𝚋𝚊
𝙷𝚘𝚛𝚊: 8:30𝚙𝚖
𝚂𝚎𝚖𝚊𝚗𝚊: 𝙳𝚘𝚖𝚒𝚗𝚐𝚘.

★ 𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐎𝐦𝐧𝐢𝐬𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 ★

Angelo había aparcado el auto de Dara un poco lejos de la entrada de la casa Russo. Desde afuera se podían oír la música. Los cuatros intercambiaron miradas. Salieron del auto y empezaron a caminar hacia la entrada. Dara empezó a ver a cada uno: Max estaba bien presentable para una fiesta, Nahomi tenía un vestido que le quedaba bien y Angelo también tenía un traje muy elegante, sin ninguna arruga. Ella se detiene de golpe y se mira. Traía unos jeans negros rotos, una camisa verde pálida con un logo de un girasol en el miedo y sus converse negras. Su cara ardió de vergüenza. Esa fiesta es de clase alta y fina, y ¿yo entraré vestida así? pensó.

Angelo se dió cuenta que Dara no seguía caminando, se gira y vió que tenía el rostro cabizbajo, le dijo a los chicos que se adelantarán. Nahomi vio a Dara, quería acercarse a ella, pero Max la detuvo y le dijo que es mejor dejarla un momento a solas. Ella se sintió mal y pensó que había traicionado a su mejor amiga, pero Dara y Max no tenían nada, igualmente haría todo lo posible mañana en la mañana hablar con ella. Ellos entran y Angelo camina hacia Dara.

-¿Querida? ¿Estás bien?- coloca sus manos en sus hombros y los frota un poco.

-Todos están vestidos de elegante y yo...- se señala -como una pordiosera- juega con sus manos.

Angelo sonríe.

-No digas eso, es más...- se aleja de ella y empieza a quitarse el parto y se queda con una franela blanca -podemos ser dos pordioseros- abre los brazos.

Dara levanta la mirada y sonríe de oreja a oreja al ver a Angelo en franela.

-Espérame aquí, me colocaré otro zapatos- le dice mientras se aleja de ella y corre hacia el garaje.

Ella niega con la cabeza divertida.

En unos minutos, Angelo venía con unos vaqueros y unos zapatos deportivos. No lo había reconocido. Tenía tiempo sin verlo así desde la última vez en Canadá

-¿No que te ibas a cambiar los zapatos?- lo mira confundida.

-Si, pero cambié de opinión- se posiciona a su lado y rodea sus hombros con su brazo -¿Entramos?

Ella asiente y camina hacia la entrada.

Sin duda Dara quería mucho a Angelo, era como su segundo Padre, el primero era el señor Adriel, por supuesto. No sabía cómo agradecerle por tanta atención y cariño que le ha demostrado a ella, igualmente su esposa e hijos. Sentía que todo esto era un regalo de parte de Dios y que estaba también muy agradecida con Él.

Ya cerca de la puerta, antes que Angelo colocará su mano en el pomo, se abre de golpe. Al frente de ellos estaba Joel, vestido con un traje elegante azul marino, está nervioso, cuando vio a Dara, se calmó un poco y se abalanzó sobre ella con un abrazo tierno.

-Estás aquí- dice sobre su cabeza -Te estaba buscando- se separa de ella un poco -Necesito tu presencia en esta noche- sonríe nervioso.

Ella enarca una ceja confundida.

-¿Por qué?- parpadea varias veces.

-Ya verás, solo ven- toma su mano y camina juntos hacia adentro.

Ella toma la mano de Angelo para que siga sus pasos. No había nadie en la casa, ni en la sala de espera, ni en el comedor.

-¿A dónde vamos?- ella le pregunta en tono de nerviosismo.

Todo tiene su TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora