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—¿Y sí me dice que no?

Esa era la pregunta que permanecía en la mente de ambas mientras se preparaban para ir al altar.

—No te estreses —le dijo Paula con aires tranquilos. Daniela la miró con reproche —, ella te ama y está ansiosa por casarse contigo.

—¿Y si se arrepintie?

—¿Tú te arrepientes de estar a punto de casarte con ella? —cuestionó Paula mirando a su amiga a los ojos. Calle negó con la cabeza —Te puedo asegurar que María José tampoco se arrepiente.

(...)

—¡Cálmate, Garzón! —exclamó Valentina con cierta frustración al ver a su hermana mayor caminar de un lado a otro intentado acomodar las arrugas inexistentes de su traje.

—Me va a decir que no, ¿Verdad? ¿Qué se supone que haré si me dice que no?

—No te va a decir que no.

—¿Y si se da cuenta de que no soy lo que busca? —preguntó con cierto temor pasando ambas manos por su cara deteniendo sus pasos

—¿Cuántos años llevan juntas, Poché?

—Cinco de amistad y seis de noviazgo. —contrestó girando su cabeza para mirar a su hermana sin entender el porque de la pregunta.

—Once años juntas, ¿Crees que si no fueses la persona que ama estaría a punto de casarse contigo?

—No, ni siquiera hubiera aceptado cuando se lo pedí.

—Exactamente, ella te ama.

(...)

—Respira, no quiero que te desmayes o te dé un paro cardíaco. —le reprochó Valentina a su hermana al verla respirando de forma casi errática.

—Lo entenderás cuando estés por casarte.

Valentina nego riendo ganándose una mirada fulminante de parte de su hermana mayor.

—Ni loca. Soy un alma libre, no nací para esposar mi vida a la de alguien.

—Eso mismo decía yo y ahora mírame, estoy a nada de decir "acepto".

—Procura no morir antes de eso. —se burló en voz baja al escuchar cómo empezaba la música que indicaba la entrada de Daniela.

A petición de la castaña no se utilizaría la canción clásica en la ceremonía, se utilizaría la banda sonora de la "Bella y la bestia, cosa que María José acepto por el simple hecho de que eso la haría feliz.

Su corazón se aceleró al ver cómo las puertas de la iglesia se abrían dejando ver a su prometida acompañada de su padre. Lágrimas comenzaron a llenar sus ojos y una sonrisa de felicidad se plasmó en su rostro al ver a la chica que amaba acercarse con aquel vestido blanco que se ajustaba a su figura haciendo resaltar el tono bronceado de su piel y el marrón de sus ojos.

—Garzón —saludó German a la chica con una sonrisa aprobatoria —, cuídame a mi hija, es uno de mis tesoros más preciados.

—Ella es mi vida —susurró la chica mirando a su prometida con un brillo especial en sus ojos, cosa que no pasó desapercibida para Germán quien sonrió aún más con cariño —, la voy a cuidar con mi vida.

Con un sentimiento Germán dejó un beso en la cabeza de su hija antes de hacer que ambas juntaran sus manos en señal de entrega. Ambas quedaron frente a frente en el altar.

Los presentes se pusieron de pie una vez comenzó el discurso que sellaría la unión entre ambas.

—Gracias a todos los presentes por asistir. Hoy estamos aquí reunidos para unir a Daniela Calle y a María José Garzón en sagrado matrimonio, procederemos primeramente a escuchar los botos de la pareja.

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