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¿Amor a primera vista? ¿Eso realmente existía?

No, eso no existe y para María José eso jamás existiría.

—Algún día vas a enamorarte. —le recordaba Paula con una sonrisa desafiante.

—El amor no es la mío Paula. —aseguraba mientras cerraba su mochila tras guardar sus cuadernos. Su última clase había terminado y al no tener planes prefería irse a su casa a descansar.

—Yo también decía eso y mírame, conocí a alguien que me movió el piso.

Poché la miró de reojo, rodando los ojos antes de negar con la cabeza. En un movimiento rápido se coloco la mochila sobre sus hombros comenzando a caminar a la salida sin esperarla. Paula la siguió a paso apresurado.

—Acéptalo Poché, enamorarse es inevitable.

—Enamorarse es una pérdida de tiempo Galindo. —le aseguraba la más baja.

El desinterés era algo que la caracterizaba, nunca solía prestarle mucha atención a nada que no tuviera que ver con ella o con los suyos directamente. Le gustaba ir a su ritmo, preocupándose solamente por lo que resultaba urgente.

—¿Puedes dejar de negarte a algo que en algún momento va a pasar?

—Me niego porque eso en ningún momento va a pasar.

Sus ojos se desviaron por un momento hacia su mejor amiga, dándole una mirada acusadora haciéndole entender que no quería ni una palabra mas con respecto al tema.

—Que sea la última vez.... —sus palabras fueron interrumpidas justo al sentir como su cuerpo impactaba con el de alguien más logrando que diera dos pasos atrás. Su ceño se frunció ante el impacto.

—Lo siento, estaba distraída. —dijo la contraria logrando que María José la mirara.

De forma casi instantánea sus facciones se relajaron y la tensión de su cuerpo desapareció. Su mirada rápidamente llego al suelo notando algunas hojas tiradas. Rápidamente se agacho para tomarlas entre sus manos para posteriormente levantarse y extendérselas a la chica frente a ella, la cual la miraba apenada. Paula simplemente observaba en silencio.

—Gracias y nuevamente disculpa por el inconveniente.

—Tranquila, yo no me fijaba por donde iba —trató de tranquilizarla. Paula la miraba sorprendida —. Eres nueva. —mas que una pregunta parecía ser una afirmación, cosa que la castaña negó con una sonrisa.

—Estudio aquí desde que inicié la carrera —explicó con una sonrisa—, solamente estaba de intercambio y este al ser mi último año decidí pasarlo acá. Daniela Calle, puedes decirme Calle. —se presentó extendiendo la mano hacia María José, quien rápidamente aceptó el saludo.

—María José, puedes decirme Poché, un placer.

Sus miradas se cruzaron por unos instantes, aunque para ellas pareció ser una eternidad, parecían analizarse mutuamente, como si intentaran encontrar algo en la otra, aunque no tuvieran muy claro que era aquello que buscaban.

—¿Y a mí no me piensas presentar, Garzón? —preguntó Paula interrumpiendo el contacto visual entre ambas chicas. Poché le dio una mirada rápida antes de soltar la mano de Daniela.

—Daniela, te presento a Paula –la ultima nombrada le sonrió a la castaña con amabilidad —, mi mejor amiga, es un poco insoportable, pero te agradará. —sonrió con suavidad ganándose una mirada fulminante de parte de su mejor amiga.

—Un gusto Calle, Paula. —sonrió dándole la mano.

—El gusto es mío chicas.

—Aquí la realmente insoportable es Poché, aunque parezca que no. —susurró guiñándole un ojo. Poché rodó los ojos con diversión. Calle la miró mordiéndose levemente el labio inferior, acción que no pasó desapercibida para la más baja quien llevo su mirada a los labios de la castaña, cosa que Paula notó.

—Bueno chicas, tengo que irme, fue un placer, espero verlas luego.

Sin mas la castaña se alejó, dejando a una chaparra observándola con curiosidad. Paula sonrió con picardía.

—¿Algo para decir, Garzón? —preguntó con burla. Poché la miro volviendo a su expresión habitual. Sin notarlo había estado sonriendo ante la presencia de la castaña.

—Sí, cállate, es lo único que tengo para decirte.

Sin más apresuró sus pasos para largarse del lugar mientras Paula solamente la miraba con una sonrisa divertida.

Los siguientes días serian interesantes.








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Enigma

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