Capítulo 2

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Carla Walton

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Carla Walton.

Me encuentro llegando a mi querido y dulce hogar. Puedo decir que es un conjunto de villas muy grande y ostentosa, esto me hace saber que debe ser unas de las familias más influyentes tanto monetariamente como en conocimientos y secretos del nivel cuatro, dentro de la escala de seis niveles del Lorem, creo que es lo más cerca, que ha estado una mortal como yo, de ese grupo tan influyente y misterioso.

El auto sigue en movimiento, hasta llegar a la quinta villa, la cual es la que se encuentra más alejada de la cerca y casi limita con el comienzo del frondoso bosque en tonos verdes, naranjas y rojos. Mientras el auto se acerca a mi nuevo hogar, puedo notar que los colores predominantes en la fachada es blanco y negro con tonos de dorado en detalles dando la sensación de estar casi en una película de blanco y negro si no fuera por los toques en dorados de la misma.

Al bajar me doy cuenta de que el personal de la casa es de veinte personas de diferentes rasgos étnicos que utilizan uniformes de color negro con detalles en blanco y zapatos negros, junto con peinados sencillos, pero muy pulcros que no deja ver ni un solo cabello fuera de lugar, tanto en hombres como mujeres, de alguna forma me hacen sentir fuera de lugar, con mi vestido rosa pastel, mis bailarinas negras y mi cabello corto por los hombros, peinado detrás de mis orejas, parezco delante de ellos un pequeño chiste andante.

—Bienvenida, señora Walton. Soy Finn O'Connor. —dice el mayordomo, un hombre de aproximadamente unos sesenta años de edad con impresionante rasgo irlandeses de piel clara y estatura promedio que juega muy bien con sus ojos color miel y cabello corto grisáceo muy bien peinado hacia atrás. Él tiene un traje y zapatos pulcro con los mismos tonos que el resto del personal, pero con un hermoso reloj de bolsillo redondo con un escudo de tres espadas, dos en forma de X, con otra en el medio con un mango diferente, con tres rosas rojas colocadas cada una sobre una espada dorada, sobre una capa de hojas de rosas de oro, junto pequeños adornos en rubíes rojos de forma muy pequeña al lado de las espadas tanto arriba como abajo y dos rosas pequeños, cada una al lado de la intercepción de la X.

El señor O'Connor solo observa mi atuendo sin comentar nada y aclara—. El señor pidió que le muestre la villa, por aquí, por favor.

—Gracias.—digo mientras lo sigo silenciosamente para ingresar a la misma.

—Al ingresar lo primero es el recibidor.—me dice y yo admiro la cantidad de lujo que tiene una simple sala—. La sala y el resto de la casa fue diseñada por la señorita Walton, la hermana menor del señor Walton. —me dirige a otra sala que debe ser el comedor —. Este es el comedor principal, dónde come solo el señor.

 —Disculpe...

—Solo el señor come aquí; él le notificará si desea que usted lo acompañe. —me mira y continua a la siguiente habitación de la primera planta, como si lo que me explico fuera lo más normal—. Esta habitación de té ahora es suya, para tomar sus comidas o té, realizar actividades recreativas, organizar algún evento y estar cuando no tenga permitido salir a ningún otro lugar de la casa.

—Por...

—Debe aprender las reglas; solo debe hacer lo que le permita el señor Walton. —me vuelve a observar y continua con el recorrido—. Ahora, a su izquierda se encuentra el despacho del señor y al final del pasillo a la derecha el comedor de reuniones.—Toma una pequeña pausa y menciona—: la cocina es en esa puerta. —Señala una puerta que está diagonal a las escaleras, de color blanco—. Solo ingresa personal autorizado; es decir, que no puede entrar.—Sube las escalares y me apresuro a seguirlo—. La casa cuenta con seis habitaciones; usted tiene la habitación matrimonial, que está al final del pasillo. Solo debe ingresar a esa.

—Solo puedo ingresar a la habitación de té y a la habitación matrimonial.—digo de forma desconcertada.

—Por supuesto, creo que aprende rápido. —me dice de forma sarcástica como si fuera una niña pequeña que aprendió algo muy importante y aclara—. Recuerde que todo es según lo que le permita el señor.—Llama por un comunicador a una criada y dice—. También está el jardín trasero, la piscina y el invernadero. Pero solo si se lo permiten puede ir.

En ese momento llega una criada un poco mayor que yo, de piel canela, con ojos color verde, nariz y boca pequeña con rostro ovalada. Tiene una contextura promedio con curvas bendecidas por sus genes y viste un uniforme de empleado. Su cabello negro, liso con todo el contorno de su cara en blanco recogido con unas hermosas trenzas francesas que no dejan ningún cabello suelto a la vista, terminando con un pequeño recogido apretado. Lleva mi bolso en el hombro mientas hace una pequeña reverencia. El mayordomo la presenta como Lara García, mi criada y dama de compañía. Luego de eso, el mayordomo me indica que debo ir a cambiar mi atuendo para recibir a mi esposo. Me recalca que los colores permitidos para la familia es blanco, negro y dorado, así que mi guardarropa y joyas debe ser en dichos colores.

El mayordomo se retira antes de que pueda agradecer y Lara comienza a caminar hacia mi habitación. Por lo tanto, camino rápido para poder alcanzarla. Una vez dentro de la habitación, me indica donde está el baño, me pide que me duche, utilizando solo los productos con aroma a vainilla, ya que es el aroma que eligió mi esposo para mí.

Aunque debo admitir que este juego ya me está cansando, todos parecen unos discos rallados, con el señor esto, el señor aquello, el señor permite, métanse su señor por el ... Trato de calmarme mientras tomo la ducha y debo admitir que el Lorem, lo hizo muy bien en esta oportunidad, de una prisión a otra más lujosa y cara, con un nuevo amo que mueva los hilos del pequeño e indefenso títere. Pero algo lo tengo muy claro en esta vida, en algún momento no abra ningún amo que me use como una muñeca de trapo que se coloca en una repisa para ser exhibida o mostrada al público como un animal bien amaestrado. Y en ese momento lograré romper el estúpido sistema que he vivido desde que vine a este odioso mundo.

 Y en ese momento lograré romper el estúpido sistema que he vivido desde que vine a este odioso mundo

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Romper el Sistema (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora