Capítulo 14

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Carla Walton

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Carla Walton.

Ser la buena samaritana en la noche no me sirvió de mucho. En la mañana me desperté y Cristóbal no estaba. Ni siquiera tuve tiempo de conversar con él respecto a su pequeña crisis histérica, brote de melancolía o lo que sea que le sucedía, y es frustrante, ya que no tengo la ventaja de ninguna forma. Es como si se hubiera esfumado en medio de la noche y el hombre que durmió, solo durmió conmigo, fuera producto de una imaginación perturbada de un alma en pena. Así que decido, por mi propio bien, dejar de lamentarme y bajar a comer en mi pequeña habitación de té, algo dulce como pan de guayaba con queso y una o dos tazas de té con leche tibia. De solo imaginarlo se me hace agua la boca, pero creo que no va a ser posible. Veo a Lara venir hacia mí con un semblante preocupado y, cuando termino de bajar las escaleras, ella toma una pequeña bocanada de aire antes de hablarme:

—Señora, tiene visita.

—¿Mateo vino? —pregunto mientras la sigo de forma calmada.

—No, señora —y sigue caminando sin acotar nada más.

—¿Quién, Larita? —vuelvo a formular una pregunta, esta vez en la puerta de la habitación.

—La señorita Musk. —No logro volver a preguntar nada, ya que Lara abre la puerta, me invita a ingresar y la cierra, dejándome sola con la mujer misteriosa.

Procuro mantener el mejor porte y ocupo mi asiento de siempre, como si la mujer de cabello rizado no existiera o fuera un adorno más de la habitación. Ya cuando logro dar un mordisco al pan de guayaba con queso, mastico y trago dolorosamente lento para luego prestarle atención a la señorita Musk, que ha estado estudiando mis movimientos desde que entré a la habitación, como si hubiera visto un fantasma de su pasado y no una persona del presente.

—No cambias nada —dice a modo de saludo, como si fuéramos mejores amigas.

—Disculpa —digo muy desconcertada.

—No cambias nada, ni en un millón de años, querida.

—Creo que me confundes con alguien —menciono antes de darle otro mordisco a mi sabrosísimo pan de guayaba con queso.

—No, pero veo que no importa cuánto... —toma un pequeño respiro y cambia de tema—. Soy Marley Musk.

—Un placer, soy Carla...

—Carla Walton, lo sé. —Me mira detalladamente mientras termino de comer mi último trozo y tomo un poco de té con leche.

—¿Qué quieres? —digo mirándola seriamente a los ojos—. ¿O realmente quién eres?

—Tenía curiosidad de conocerte. —Mira a todos lados menos a mí; es como si observarme directamente revelara sus verdaderas intenciones y por eso no lo hace.

—Creo que ya lo haces. Si no vienes a nada más, puedes retirarte. —me paro de mi asiento para dirigirme a la puerta, pero la señorita Musk toma mi brazo, mirándome de forma suplicante—. ¿Deseas decir algo más? —pregunto, dándole una última oportunidad antes de retirarme.

Romper el Sistema (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora