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—¿De verdad quieres hacerlo? -me pregunta en voz baja.

—Por favor -le suplico.

—Levanta las rodillas -me ordena en tono suave.

Obedezco de inmediato.

—Ahora voy a cogerlo, Joven Luckity -murmura colocando la punta de su miembro erecto delante de mi sexo —Duro -susurra.

Y me penetra bruscamente.

—¡Aaay! -grito.

Al desgarrar mi virginidad, siento una extraña sensación en lo más profundo de mí, como un pellizco. Se queda inmóvil y me observa con ojos en los que brilla el triunfo.

Tiene la boca ligeramente abierta y le cuesta respirar. Gime.

—Estás muy cerrado. ¿Te encuentras bien?

Asiento con los ojos en blanco agarrándome a sus brazos. Me siento lleno por dentro, sigue inmóvil para que me adapte a la invasiva sensación de tenerlo dentro de mí.

—Voy a moverme, nene -me susurra un momento después en tono firme.

Oh.

Retrocede con exquisita lentitud. Cierra los ojos, gime y vuelve a penetrarme. Grito por segunda vez, y se detiene.

—¿Más? -me susurra con voz salvaje.

—Sí -le contesto.

Vuelve a penetrarme y detenerse.
Gimo. Mi cuerpo lo acepta... Oh, quiero que siga.

—¿Otra vez? -me pregunta.

—Sí -le contesto en tono de súplica.

Y se mueve, pero esta vez no se detiene. Se apoya en los codos, de modo que siento su peso sobre mí, aprisionándome. Al principio se mueve despacio, entra y sale de mi cuerpo. Y a medida que voy acostumbrándome a la extraña sensación, empiezo a mover las caderas hacía las suyas. Acelera. Gimo y me embiste con fuerza, cada vez más deprisa, sin piedad, a un ritmo implacable, y yo mantengo el ritmo de sus embestidas. Me agarra la cabeza con las manos, me besa bruscamente y vuelve a tirar de mi labio inferior con los dientes. Se retira un poco y siento que algo crece en lo más profundo de mí, como antes. Voy poniéndome tenso a medida que me penetra una y otra vez. Me tiembla el cuerpo, me arqueo. Estoy bañado en sudor. No sabía que sería así... No sabía que la sensación podía ser tan agradable. Mis pensamientos se dispersan... No hay más que sensaciones... Sólo él... Sólo yo... Ay, por favor... Mi cuerpo se pone rígido.

—Vente para mí, Ro -susurra sin aliento.

Y me dejo ir en cuanto lo dice, llego al clímax y estalló en mil pedazos bajo su cuerpo. Y mientras se viene también él, grita mi nombre, da una última embestida y se queda inmóvil, como si se vaciara dentro de mí.

Todavía jadeo, intento regularizar mi respiración y los latidos del corazón, y mis pensamientos se sumen en el caos. Wow... ha sido algo increíble. Abro los ojos. Spreen ha apoyado su frente en la mía. Tiene los ojos cerrados y su respiración es irregular. Parpadea, abre los ojos y me lanza una mirada turbia, aunque dulce.
Sigue dentro de mí. Se inclina, me besa suavemente en la frente y muy despacio, empieza a salir de mi cuerpo.

Los Juegos Oscuros De Un MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora