Capítulo 16: "der Schmerz"

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Solo quiero regresar a casa, aunque no sé si se sentiría como tal.

Me siento mal estando aqui, me encantaría desaparecer y jamás volver, no hagas caso an mis palabras simplemente quiero dejarlo salir, me ayuda escribir, me ayuda escribirte.

No hay nada nuevo aquí, la misma rutina de la que ya te hablé, la misma pared a la que ver durante días, horas... el reloj parece estancado en su lugar, el tiempo se ha congelado y ya no hay posibilidades de pedir un deseo a una estrella fugaz.

Recuerdo muy bien todo, ¿recuerdas cuando nos conocimos? ¿Recuerdas nuestros sueños compartidos? Dios, extraño estar contigo.

No quiero estar aquí, no malinterpretes mis palabras, nada malo ha pasado aquí, nada malo me ha pasado.

Me enamoré y duele, no pienses que él es malo porque no lo es, es un alfa maravilloso y le amo más de lo que alguna vez he amado, tampoco pienses en toda la situación, porque ya lo sé, es complicado; estar aquí es raro, no sabes lo que pasará y no puedes controlarlo, aunque supongo que así es la vida en general.

Solo quería saludarte, no te preocupes por mi, aunque conociéndote el haberte escrito esto solo hará que te preocupes, por favor no lo hagas, estoy bien.

Besos, te extraño.

Atentamente,
tu Louis.

Otro jueves más era tachado en mi calendario mental, una gran equis roja se dibujaba sobre la palabra, no quería recordar la fecha, a este punto no me interesaba.

Desde que eso había sucedido el tocar mi estómago se había convertido en el acto más difícil del mundo, era como si hubiera un muro gigante entre él y yo.

Me sentía más liviano y las náuseas habían desaparecido, acostarme boca abajo ya no suponía un infierno, y podía tomar café sin querer vomitarlo todo.

El problema era mi mente, no quería pensar en ello así que trataba de mantenerme ocupado con cualquier cosa que fuera posible.

Hacía las tareas que me correspondían y buscaba algún nuevo hobby mientras tanto, hacía lo que sea para no pensarlo.

Me gustaba ayudar en la cocina aunque era un pésimo cocinero y estorbaba más de lo que ayudaba.

Jeffrey, un beta muy risueño, de ojos cafés brillantes y sonrisa ladina, tez canela y nariz muy fina, me había explicado y enseñado a cortar vegetales, decía que el cuchillo nunca debía despegar su punta de la tabla y al cortar debía ser: "punta-talón" era un vaivén muy rítmico y suave, él dice que la cocina es una pista de baile.

A Sam le agrada mucho, creo que es porque siempre le da café extra.

Doblé mi carta y acto seguido la introduje en el sobre, escribí la dirección correspondiente y el remitente, estaba a punto de levantarme para ir a dejarlo al buzón cuando Sam llegó.

A veces creo que sabe cuando pienso en él porque aparece rápidamente.

—¿Otra carta para tu amor? —Pregunta mientras se recuesta en mi hombro y lo siento reír, su olor es familiar pero no puedo recordarlo.

—Aunque te burles, si es uno de mis más grandes amores, es como una parte de mi, es más que un amigo y no lo digo de la manera sexual en la que lo piensas, Samuel.

—Ouch, ¿ahora nos llamamos por nuestro nombre completo? —dramatiza con una mano en su pecho viéndome de una manera que imita muy bien el dolor en sus ojos, pero está sonriendo, así que sé que es solo una broma y por su tono de voz muy juguetón.

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⏰ Última actualización: Mar 31 ⏰

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