Capítulo 13

19 3 0
                                    

- ¡No puede ser!- chillé  internamente mientras veía esa foto. Ana me había enviado una foto mía con Javiercito de cuando estábamos abrazados antes. Y encima no dejaba de ponerme emoticonos de duda y detective, como si hubiera descubierto un secreto que cambiaría el mundo. Yo quería responderle pero acabé apagando el móvil, quería torturarla un poco, ella también tardó una eternidad para decirme que estaba con camarerito.

Me levanté de  mi cama y empecé con una de las cajas. No os voy a mentir, me conmovió lo que había ahí dentro me sentí como si hubiera viajado en el tiempo. Entre todo lo que había me llamó la atención, uno de mis diarios personales. Era de un rosa pastel, la verdad es que de pequeña me encantaba mucho el rosa, era uno de mis colores  favoritos.

Regresé a mi escritorio, para leer un poco lo que aún seguía en esas hojas amarillentas pero bien conservadas. Empecé a leer la primera página y empezaron a caer  las primeras lágrimas, puede que hayan pasado los años pero duele cuando se vuelven a recordar heridas ya cerradas o por lo menos olvidadas.

Querido diario...

Hoy ha sido un día demasiado normal, fui al cole, me lo he pasado bien, cuando nos tocó música, la seño es muy buena con nosotros, aunque a veces se enfada porque somos un poquito revoltosos. Hoy en el recreo estuve donde siempre, en aquella esquina tomando el sol, o por lo menos era lo que le decía a cada seño que me preguntaba porque no estaba jugando con nadie.

Ya sabes que a mí no me gustaba juntarme con nadie, por lo que me hicieron aquella vez. Aunque me la paso bien estando yo sola.

Al llegar a casa, hice las tareas y me fui a jugar con mis muñecos. Aunque me cansé después de un rato. Así que merendé mientras veía los dibujos y ahora me voy adormir.

Mañana estoy segura que me lo pasaré muy bien,  aunque educación física no es de mis asignaturas porque...bueno no te lo repito, es que tengo mucho sueño."

Al acabar de leer, esa única página empecé a llorar, por un solo fragmento, que me hizo recordar todo por lo que pasé siendo una chica pequeña. En ese momento empecé a recordar varias escenas, como cuando tocaba hacer parejas o grupos,  y yo era siempre la excluida, empecé a notar el familiar nudo en la garganta como si estuviera pasando por esa misma situación.

Siempre o casi siempre acababa formando parejas con los maestros, porque no dejaban de sentir pena por í, creo que lo que más me dolía era el hecho que los maestros sintieran por mí, que por la exclusión por parte de mis compañeros.

Aún seguía llorando ahí por el recuerdo, a ver soy consciente que lo hecho hecho está, pero no lloro por lo mal que lo pasé sino porque estoy orgullosa de lo valiente que he sido y aún a día de hoy sigo siendo.

Sin darme cuenta me había quedado dormida  con el diario en mis brazos, no sé cuanto tiempo había pasado pero parecía muy poco, porque mi madre había venido para despertarme.

- Lauriii...despierta un chico dice que ha venido a verte.- me dijo mi madre en un susurro asomando la cabeza por la puerta.

- ¿Un amigo? - dije aún medio dormida.

- El chico que te trajo esos regalos, el que cuando...

- ¡Ah!...¿Está abajo?- le corté porque ya sabía a quién se refería, era Javiercito, ¿Pero que hacía aquí si nos vimos hace rato?- pensé.

- Sí,  le he dicho que te iba a despertar después de que nos hemos pegado un buen rato hablando. - sonrió alegre.- es un muy buen chico, aunque se me ha olvidado si salía con alguien.

Eso último me dejó paralizada en mi cama. Si esos dos llevan un buen rato hablando es que se han caído demasiado bien, solo por ver lo alegre que estaba mi madre, está claro que no le ha dicho que estamos saliendo.

Sin límites para brillarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora