Capítulo 27

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"Tenemos que hablar"

Fui lo primero que vi después de apagar la alarma que sonó a las cinco y media de la madrugada. la puse pronto porque estaba un poco lejos de la ciudad y no quería llegar tarde, ya que de por si.

Quería responderle o por lo menos dejarlo en visto, pero justo me volvió a llamar él. Descolgué la llamada sin decir nada, porque aunque no quería hablar con él mi corazón lo echaba de menos.

- Por fin te dignas a responder.- sonó un poco dormido...incluso me atrevería decir que no durmió esa noche, no porque yo sea una egocéntrica y piense que todo gira a mi alrededor, sino porque era capaz de oír como pronunciaba lentamente las palabras.

- Yo ya no tengo nada de lo que hablar contigo, yo ya te he dicho lo que te tenía que decir.-dije indiferente.

- Vamos, que te cabreaste conmigo solo porque empecé a fumar.

- ¿Te parece poco?- le cuestioné.

- Lo que me parece es que estás siendo una completa exagerada.

- Sabes lo que te voy a decir, si tan exagerada te parezco solo porque me fastidia ver a la persona que más quiero matándose conscientemente de la manera más estúpida posible y la hago elegir entre matarse o continuar su vida con las personas que la aman, pues sí, estoy siendo una exagerada.- empecé a soltar indignada por toda la habitación mientras tenía el móvil en altavoz. Parecía que lo había dejado sin palabras, pero luego empezó a hablar.

- Nos vemos después de la uni.- concluyó con intención de colgar la llamada.

- No quiero verte. Tengo planes.- no me lo creía ni yo, pero a ver tengo mis razones, y una de ellas es que quiero que entienda que es muy importante para mí y no lo quiero perder porque haya cometido una simple tontería.

- En ese caso, yo también los tengo, venga te dejo, me voy a ir arreglando antes de que sea la hora de quedar con las chicas.- me dijo colgando la llamada descaradamente y soltando lo que venía siendo una leve risita.

No os voy a mentir que dijera eso y se quedara tan tranquilo me cabreó, incluso me atrevería decir que me he puesto un poco celosa, pero solo un poquito. Yo normalmente no es que lo sea pero si alguien me da motivos entonces que se aguante.

Decidí que esa pequeña racha no me iba a amargar el resto del día, así que cuando me hube terminado de arreglar, bajé sin desayunar, mientras esperaba al primer taxi que me encontraba, y por lo menos que me dejara en la estación de de autobuses más cercana.

El taxi gracias a mi maravillosa suerte no tardó en llegar y en menos de veinte minutos ya me veía en la estación esperando al primer autobús que me llevara dirección a la ciudad. Y nuevamente el universo no dejaba de darme señales de mi buena suerte, y mira que yo no es que sea digamos una fiel creyente de esas cosas. Llegué justo a tiempo, por lo que me dispuse a sacar el importe exacto para poder obtener el billete.

Durante el trayecto, que iba a ser larga , pero que igualmente iba a allegar bien de tiempo a la uni. En mi mente empezaron a divagar millones y millones de pensamientos, me empecé a sentir de un momento para otro prisionera de mis propios pensamientos.

Por mucho que intentara despejarme, eran millones y millones, todos distintos pero a la vez tenían algo en común, y es que dichos pensamientos me atormentaban. Empecé a darle vueltas a cosas relacionadas con mi padre, así de la nada, y también que sería de mi en un futuro, o que pasaría si no logro que Javi deje su adicción y nos veamos obligados a dejar de estar juntos por un tiempo.

El agobio me estaba consumiendo pero yo siempre me he visto como una chica demasiado fuerte y valiente, sin embargo en ese momento me sentía derrumbada. No rompí a llorar porque no me gustaba mostrarme débil delante de nadie, solo lo hacía cuando estaba con él.

Sin límites para brillarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora